Todos creemos conocer y saber los beneficios de tomar frutas y verduras de temporada, pescados recién llegados a la lonja o carnes de un rojo brillante. Son alimentos frescos y sin duda una saludable forma de comer, ya que se trata de materias primas que no han sido procesadas, manipuladas ni conservadas. Justo todo lo contrario de lo que pensamos cuando hablamos de alimentos congelados, a los que la mayoría le atribuimos mala fama. Pero ¿estamos en lo cierto?, ¿es más saludable la verdura fresca que la congelada? o ¿tienen la misma calidad nutritiva? La respuesta de Ana Chapela, nutricionista de HLA Jerez Puerta del Sur, es que “los víveres congelados no tienen por qué ser peores que los alimentos frescos”.
La calidad de los nutrientes de lo que comemos está marcada por el momento de su congelación, “cuando la refrigeración se hace inmediatamente después de ser recogidos, como en el caso de las verduras, o inmediatamente después de ser pescados o sacrificados y despiezados en el caso del pescado y la carne, preservan su valor nutricional, frescura y sabor”, explica Chapela. “A veces, tendrán incluso más vitaminas y minerales que, por ejemplo, unas verduras que llegan a nuestro hogar mucho tiempo después de ser recolectadas porque han pasado largo tiempo en cámaras o almacenes, y esto hace que pierdan cantidades importantes de algunos nutrientes”.
Entonces ¿qué distingue un alimento fresco de uno congelado?
La principal diferencia es que el segundo ha sido sometido a un proceso de rápida bajada de temperatura que congela su componente principal: el agua. “Esta técnica alarga su vida útil sin afectar a sus propiedades organolépticas, es decir, sin modificar su olor, textura, sabor o color”, asegura la nutricionista de Hospital Jerez Puerta del Sur y agrega que “la congelación es un método de conservación rápido y eficaz, pero para preservar todas las propiedades de los alimentos congelados debemos tener en cuenta algunos factores como la cadena de frío (mantener constante un rango de temperatura), ya que la descongelación nos obliga a consumirlo para que no pierda sus propiedades, además de que no podemos volver a congelarlo”.
Pero también debemos estar atentos a la fecha de consumo preferente, ya que, aunque la congelación ralentiza el deterioro, no detiene todas las reacciones al completo. Por otra parte, es importante tener en cuenta que en el caso de las verduras siempre debemos cocinarlas sin descongelarlas previamente, para garantizar el máximo aporte de nutrientes, mientras que, si vamos a preparar comida con pescados o carnes, primero debemos descongelar la pieza dentro del refrigerador, al menos 24 a 48 horas antes de que vayamos a consumirlos.
¿Cuánto tiempo y a qué temperatura podemos conservar nuestros alimentos?
Algunas neveras ya vienen con indicaciones al respecto, pero si no es el caso de la tuya, Ana Chapela nos recuerda que “los alimentos refrigerados (de 0 a 8ºC) mantienen su estado de conservación óptimo según su tipo, por ejemplo, será de 2 días si se trata de pescado fresco (limpio) y carne picada; entre 2 y 3 si es carne o pescados cocidos; de 3 a 4 para la leche ya abierta, postres caseros y verdura cocida; 3 días para el caso de la carne cruda pero bien conservada y 4 si se trata de embutidos; de 4 a 5 si es verdura cruda y conservas abiertas (recordar cambiar a otro recipiente), mientras que los huevos se conservan de 2 y hasta 3 semanas y los productos lácteos u otros con fecha de caducidad, será la que indica en el envase”.
En cuanto a los alimentos congelados, por debajo de los 18ºC, la carne de vacuno y las hortalizas pueden conservarse hasta un año; el pollo y la caza un máximo de 10 meses y el cordero 8. Mientras el cerdo, los pescados magros, las tartas y pasteles horneados durarán 6 meses; los pescados grasos, mariscos, pan y bollos lo harán hasta tres y la carne picada un total de dos meses.
Por todo esto, la profesional del Grupo Hospitalario HLA en Jerez recuerda que “independientemente de si es un producto fresco o congelado, lo importante para llevar una nutrición saludable y equilibrada es comer variado a lo largo de todo el año, respetando la materia prima y las cualidades para la óptima conservación según sus propias características”.