Lenin se interesó por dos cuestiones de la Revolución Francesa: el activismo revolucionario de la etapa de la Convención y por la participación popular, aspectos que tenían una evidente relación con sus preocupaciones teóricas y prácticas. En relación con las causas de la Revolución Francesa defendió que durante el proceso revolucionario se produjo una transformación simultánea de la base socioeconómica y de la superestructura. Estallaron las tensiones de clase, aunque en principio la burguesía obtuvo el apoyo del campesinado y de las clases bajas urbanas. Durante la Revolución se liquidó el feudalismo para fortalecer el sistema capitalista. Pero la burguesía terminará por hacerse contrarrevolucionaria para controlar la Revolución.
En 1792, el pueblo seguía con la Revolución cuando se produjo el asalto a las Tullerías, dando comienzo la etapa de la Convención. Después llegaría la ejecución del rey y la época del Terror. Pero, a pesar del radicalismo jacobino, la burguesía no dejó de controlar esta fase, ya que, el propio Robespierre sería, para Lenin, un revolucionario burgués. En 1794 se produjo una alianza entre la burguesía y el campesinado, tras la desaparición del peligro contrarrevolucionario, y se entró en la fase del Directorio.
Lenin consideraba que la época napoleónica pertenecía a la Revolución, ya que era la fase en la que la burguesía se asentó en el poder, aspecto éste que ha tenido mucho éxito después entre los historiadores, ya que se suelen estudiar juntos. Las Revoluciones de 1830 supondrían la instalación definitiva de la alta burguesía en el poder.