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Jue. Nov 21st, 2024

Anarquismo y Marxismo ante la Comuna de París

La Comuna de París generó desde el primer momento una evidente polémica. En principio, podemos decir que hubo cierta unanimidad entre los autores del movimiento obrero en considerar que se estaba ante una experiencia de gobierno al margen de la que había establecido la burguesía después de haber destruido el Estado del Antiguo Régimen al finalizar el ciclo revolucionario en 1848-49. Pero, ¿estaríamos ante un gobierno obrero o era, en cambio, revolucionario popular?

El anarquismo consideró que la Comuna era un ejemplo de democracia directa, de organización no centralizada o estatalizada. La Comuna de París podría ser contemplada como una espoleta para que estallaran otras revoluciones. Los anarquistas valoraban el carácter espontáneo de la revolución, sin dirigentes ni organización que estimulasen o encauzasen la insurrección. La Comuna fue idealizada por los libertarios, tanto por esa idea de la espontaneidad, como por su carácter local no organizado previamente ni conducida por nadie. Era un ejemplo de la genuina revolución que crearía un modelo de comunas libres con posibilidad de que se federasen sin llegar a la creación de un Estado.

Pero Marx plantó una visión harto distinta de un hecho histórico que siguió de forma muy atenta. En el mismo momento de la derrota de la Comuna consideró que había que realizar una interpretación del hecho. Lo que publicó, La guerra civil en Francia (1871), se ha convertido en un clásico del pensamiento marxista.

Marxplanteaba que la Comuna había sido el primer gobierno obrero de la Historia. ¿Por qué había fracasado? Y este fue, en realidad, su principal objetivo. En su razonamiento se refleja el profundo divorcio entre el marxismo y el anarquismo. Marx criticaba el aislamiento de la Comuna, es decir, su carácter local. Además, resaltó las profundas diferencias internas que habrían generado disensiones fatales. En tercer lugar, atacaba a los integrantes de la Comuna por no haber desarrollado un proyecto político que se debía haberse traducido en medidas a favor de la clase obrera y contra el sistema. Por fin, se había descuidado el combate contra los contrarrevolucionarios. Marx sacaba importantes lecciones del fracaso de la Comuna para reafirmar sus ideas. Si se quería destruir el orden burgués era imprescindible la constitución de un gobierno obrero unido, sin diferencias, centralizado y organizado.

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