Cuando pase este largo, levantoso y cálido verano podremos decir al estilo de Hemingway que Cádiz era una fiesta. Porque fiesta estamos teniendo para dar y regalar, para hartarse, para no parar, para un sinvivir de risas y bailoteo. Y es que no paramos desde que comenzó el verano, más bien no paran muchos de ustedes que servidor es hombre discreto y al que, reconozcámoslo, la edad ya no le da para excesos festivos y en jolgorios. A los festivales y conciertos de siempre, los consolidados durante el mandato de Teófila, ¿se acuerdan de ella? Si, hombre, la que estaba siempre en todos lados, la reina de la hiperactividad y la ubicua permanente de Cádiz. Bueno, tampoco el olvido es tan grave en este caso y a lo que iba, que a todo lo que se hacía antes se une ahora una especie de sarao permanente en esta cuidad de nuestras entretelas.
No es sólo la Mini Gran Regata, esa en la que muchos como que se sienten capitanes intrépidos y que de haber estado ellos en ese momento Drake se vuelve con el rabo entre las piernas, peor aun con el rabo cortado que aquí somos muy nuestros. Bueno, pues esa feria veraniega que tanta ilusión hizo a muchos no ha sido lo uniquito que nos dio el verano. Que la fiesta está ofreciendo de todo y para todos. Por poner un ejemplo, ayer mismo, sábado en principio hecho para el relax y el descanso, pues si usted es una persona creyente y a la par amante del procesioneo tuvo la oportunidad de asistir a la salida de la Vera Cruz muy bien no sé si por su aniversario, el de los franciscanos o ambos unidos en amor y compañía. Y hubo de todo, paso, banda de música, inciensos varios, autoridades, flores a granel y pueblo fervoroso. O sea, todos los componentes necesarios para hacer indeseable un paseo por el casco antiguo gaditano. Pero si lo que le apetecía, lo que el cuerpo le pedía era salvar el planeta, nada mejor que dedicar la mañana a limpiar la Caleta, que como todo el mundo sabe es el rincón más bonito del globo, y más lindamente cantado. Allá estaba nuestro alcalde, me niego a llamarle por el apodo, José María González, paréntesis, ¿será primo del otro González, el del Psoe que ni come ni deja comer?, cierro paréntesis, pues allí estaba González el que manda limpiando nuestra amada Caleta. Esto último dígase con un quiebro en la voz al estilo de quien recuerda a una madre muerta. Y lo de la limpieza comparsera me lleva a la noche, porque fue el momento del Carnaval de Verano, entiéndase que si a uno le fastidiaron una mañana tranquila en la playita, le estropearon el paseo a la fresquita por la tarde, pues a la noche llenaron la ciudad de eso que dicen es una expresión del arte popular y el fino gracejo gaditano, el carnaval. O sea que ni es arte, ni es refinado, ni suele tener gracia alguna, y me refiero al humor como algo inteligente, no zafio. Popular si que lo es, no lo niego, he ahí la desgracia.
En fin, que hubo de todo y para todos, menos para la gente educada eso si. Incluso en el límite entre el día y la noche, en el ocaso del sol que dicen los refinados, se le ocurrió a González, el que manda y sabe a dónde va, no como el otro, pues que se le vino a la cabeza ponernos un Dj, ¿está bien escrito así?, para que sonara una banda sonora en la caída del sol. No, si cuando se ponen creativos no paran de darnos alegrías. Ya ven que nuestras autoridades velan por su pueblo, ahora hay pueblo donde antes había ciudadanos, cosas de los nuevos tiempos. Ya estoy tembloroso de emoción, no contenida, ante la posibilidad que se abre el próximo fin de semana. Fútbol, barbacoas, que no crean que se van a acabar tan pronto, y un montón de conciertos gratuitos. No, si ya veo que la política social del nuevo gobierno municipal es un pelotazo, que dirían ellos.