Desde hace años, la Confederación General del Trabajo (CGT) viene denunciando las precarias condiciones laborales en el sector científico y universitario. La no renovación de la plantilla y la falta de plazas que permitan la estabilización del personal (investigadores, profesores, administrativos, etc.) no ha hecho más que agravarse en los últimos años. A este respecto, la COVID-19 ha representado un duro golpe a un sector ya gravemente castigado. Aprovechando la grave emergencia sanitaria, las instituciones (desde los Ministerios de Ciencia y de Universidades hasta los equipos de gobierno de los centros) han paralizado muchas de las negociaciones colectivas que estaban en marcha y han ninguneado a los representantes de los trabajadores en el momento de elaborar los planes de “desescalada”.
Llegados a este punto, con un sector científico y universitario apuntalado en la precariedad y con unos organismos despóticos que maltratan y explotan a sus trabajadores y trabajadoras, consideramos que la única alternativa es la organización de los trabajadores para poner, de una vez por todas, la investigación y la universidad al servicio de la clase trabajadora. Ante esta situación, la CGT hace un llamamiento al conjunto de la comunidad universitaria y de centros de investigación de todo el Estado a la huelga el próximo 21 de octubre con el único objetivo de avanzar hacia un sector científico al servicio de las necesidades de la clase trabajadora. Algunas de las demandas que consideramos deben aplicarse con carácter de urgencia son:
(1) revertir las medidas mercantilizadoras del sistema universitario y de investigación,
(2) avanzar hacia un sistema universitario público totalmente gratuito, sin condicionantes,
(3) eliminar la contratación fraudulenta, asegurar la estabilización de la plantilla y la creación de un cuerpo único de investigadores, profesorado y PAS,
(4) desarrollar un modelo de conciliación personal y doméstica,
(5) poner fin a la subcontratación de servicios básicos,
(6) cambiar los criterios de evaluación para fomentar la cooperación y
(7) reorientar las políticas en Universidades y Centros de Investigación ante la COVID-19 para poner por delante la salud de las personas que trabajan y estudian.