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Vie. Nov 22nd, 2024

EDITORIAL – La estrategia del ludópata

roulette-1003120_960_720El Comité Federal ha hablado. Nadie puede dudar de la legitimidad del órgano y por tanto de la decisión tomada, con un 60% de sus miembros partidarios de la abstención para hacer presidente a Mariano Rajoy. El miedo al resultado de unas terceras elecciones pudo más que mantenerse en la coherencia de la línea ideológica del partido. Puede que sea una decisión acertada en el corto plazo. Siempre es mejor mantener 85 diputados en el Parlamento que algunos menos, pero no se corta la sangría de votantes que cada día abandonan la idea de volver a apoyar al PSOE y buscan refugio en otras opciones que al menos en apariencia mantienen la coherencia de sus ideas.

La crisis socialista no es de ahora, comenzó en mayo de 2010 cuando el entonces presidente José Luis Rodríguez Zapatero aprobó una serie de medidas que atentaban contra el ideario del partido. Desde ese momento hasta el día de hoy ningún dirigente ha sabido frenar la fuga de votantes. La decisión tomada ayer sigue la misma línea de decisiones equivocadas que se han venido tomando en los últimos años. La estrategia del PSOE se parece mucho al comportamiento del ludópata, que piensa que la próxima mano será la buena y sigue apostando al mismo número con la esperanza de romper la tendencia y recuperarse de las pérdidas.

Mantenerse en la abstención y pagar el precio de unas nuevas elecciones hubiera sido una oportunidad para demostrar a los potenciales votantes que el PSOE pone por encima de su interés como organización la coherencia con las ideas que defiende. Podría haber sido un punto de inflexión para ganar credibilidad, para lanzar el mensaje a los ciudadanos de izquierda de que pueden fiarse de un partido que no va a mercadear con los apoyos depositados. Incluso podría haber consultado a sus militantes para descargar a los dirigentes de la responsabilidad de la decisión, aunque eso hubiera sido posible si la decisión no estuviera tomada de antemano, mucho antes de la celebración del comité de ayer.

Ni el clamor de miles de militantes, ni la aprobación de resoluciones en asambleas locales han servido para que los miembros del Comité Federal cumplieran su cometido, que no es otro que el de trasladar el sentir de sus representados. Malas credenciales si lo que se pretende es que el ciudadano deposite su voto en una organización que promete trasladar sus reivindicaciones a las instituciones del Estado.

La decisión de ayer no beneficia para nada al PSOE ni detiene la fuga de apoyos, solo traslada la pérdida de representatividad a un tiempo posterior que no se sabe cuando será, quizás a mediados del próximo año. Solo queda esperar que alguien aparezca para restablecer las prioridades de un partido que parece no tener claro a quién defiende.

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