El Festival de Música Española de Cádiz cierra su 23ª edición con 14 llenos absolutos y confirma su consolidación como una de las grandes citas del otoño musical andaluz, con 35 propuestas, estrenos, mediación y fuerte participación del público.
El Festival de Música Española de Cádiz cierra su 23ª edición con 14 llenos absolutos de los 35 espectáculos programados, un balance que ratifica su crecimiento sostenido y su consolidación como una de las grandes citas musicales del otoño cultural andaluz. Los espacios de mayor afluencia fueron el Gran Teatro Falla, el Centro Cultural Fundación Unicaja, la Casa de Iberoamérica y el Palacio de Congresos, que registraron una asistencia notable a lo largo de la programación.
En el Gran Teatro Falla agotaron entradas propuestas como el estreno con la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, el espectáculo Magnificat interpretado por María Moreno, el concierto de Los Estanques y El Canijo de Jerez y las dos funciones dirigidas a escolares de Farra, el montaje de Lucas Escobedo y la Compañía Nacional de Teatro Clásico. También alcanzó el lleno el Centro Cultural Fundación Unicaja con los solistas de la Orquesta Barroca de Sevilla.
La Casa de Iberoamérica firmó seis sold out consecutivos y el Palacio de Congresos completó aforo con el concierto de la Orquesta Barroca de Cádiz junto al conjunto Virelay. Por su parte, el Teatro del Títere La Tía Norica agotó localidades en las actuaciones del pianista Juan P. Floristán y de la cantaora Rocío Márquez, dos de los espectáculos de mayor impacto artístico y mediático de la edición.
Más allá de los espacios escénicos tradicionales, el festival reforzó su presencia urbana con propuestas como Microclima en el Baluarte de la Candelaria y Electrolunch, celebrado durante una jornada completa, que reunió a más de un millar de participantes y confirmó el interés del público por formatos que conectan música, ocio y divulgación cultural.
La 23ª edición estuvo marcada por la diversidad sonora y por la presencia destacada del talento femenino. El programa integró música clásica, repertorio histórico, creación contemporánea, jazz andaluz y flamenco, apostando por una identidad plural que amplía públicos. Además, el festival puso el foco en la visibilización de mujeres creadoras mediante estrenos de compositoras españolas como M.ª J. Arenas, A. Bofill y T. Catalán, en línea con una perspectiva de igualdad que se consolida edición tras edición.
El certamen también reforzó su apuesta por la creación contemporánea y el tejido musical andaluz. Un total de 27 artistas de la comunidad estuvieron presentes en la programación y se estrenaron 24 obras absolutas, situando a Cádiz como uno de los referentes estatales en investigación sonora, experimentación y generación de nuevo repertorio.
El impulso educativo y de participación ciudadana volvió a desempeñar un papel esencial. El Taller Sonoro de la Bahía implicó a jóvenes músicos en procesos de escucha, creación y composición vinculados al paisaje acústico gaditano, mientras que otras actividades incluyeron talleres pedagógicos, encuentros con creadores, charlas sobre patrimonio musical, ensayos abiertos, acciones familiares y propuestas accesibles para todos los públicos. Las funciones escolares de Farra volvieron a poner de manifiesto el compromiso del festival con la formación cultural de las nuevas generaciones.
La clausura, celebrada en el Gran Teatro Falla, rindió homenaje a Manuel de Falla coincidiendo con el 149º aniversario de su nacimiento. El recital reunió sobre el escenario a Valparaíso Big Band —integrada por mujeres— y Classijazz Big Band, que ofrecieron una fusión entre la tradición falliana y el jazz andaluz, simbolizando el espíritu de una edición que ha articulado un diálogo constante entre raíces, contemporaneidad e identidad musical.
El Festival de Música Española de Cádiz cierra así una edición valorada de forma muy positiva por público, artistas e instituciones. Con altos niveles de ocupación, amplia presencia de estrenos, fuerte implicación educativa y una programación que se expande por múltiples espacios patrimoniales, el festival reafirma su papel como plataforma esencial para la creación musical española y como una cita imprescindible del calendario cultural andaluz.
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