El sector pesquero de Conil pierde un 26,4% de ventas en lonja por el deterioro de los caladeros

El sector pesquero de Conil de la Frontera atraviesa una grave crisis que amenaza su supervivencia. En el primer semestre de 2025, las ventas en la lonja local han caído un 26,4% respecto al mismo periodo del año anterior. De enero a julio, la flota artesanal descargó 181.948,93 kilos de pescado, por un valor de 1.764.681,40 euros, frente a los 230.814,26 kilos y 2.398.863,58 euros registrados en 2024.
Esta fuerte caída en las capturas y la facturación refleja el deterioro progresivo de los caladeros que abastecen a la flota artesanal. Según fuentes del propio sector, tres factores están detrás de esta situación: la pesca de arrastre con tren de bolos, la pesca furtiva sin control y la expansión de la alga invasora Rugulopteryx okamurae.
La amenaza del tren de bolos
El uso del tren de bolos, una técnica de arrastre con cadenas metálicas que remueve el fondo marino, está devastando los ecosistemas del litoral. Aunque su práctica no está permitida en las aguas cercanas a Conil, la presencia de embarcaciones que operan en zonas próximas está afectando indirectamente a los caladeros locales. La flota conileña reclama la declaración de una reserva marina de interés pesquero, un proyecto pendiente desde hace más de 15 años, para proteger el entorno y sancionar estas prácticas destructivas.
Pesca furtiva sin control
Otro problema que afecta al sector es la pesca furtiva. Mientras los pescadores profesionales cumplen con las vedas, tallas mínimas y demás regulaciones, otros extraen recursos de forma ilegal y sin trazabilidad. La ausencia de controles efectivos en puntos como la rampa del puerto de Conil permite que estas prácticas se desarrollen con impunidad, generando competencia desleal y poniendo en peligro la sostenibilidad del recurso pesquero.
El sector exige que se refuercen los controles en los desembarcos y los canales de comercialización, además de que se incorporen más recursos humanos y técnicos para frenar esta actividad ilegal.
El avance del alga invasora
A ello se suma la expansión de la alga invasora Rugulopteryx okamurae, una especie asiática que está modificando los fondos marinos y desplazando a la fauna autóctona. A pesar del impacto directo que esta situación tiene sobre la pesca artesanal, los pescadores denuncian haber sido excluidos del Plan Estratégico contra el alga impulsado por las administraciones.
Desde Conil se pide que el sector tenga voz en la elaboración de estrategias de contención y se le compense por las pérdidas ocasionadas, tanto económicas como ecológicas.
Una actividad en riesgo de desaparición
La confluencia de estos tres factores ha reducido drásticamente las posibilidades de pesca en Conil. La flota se reduce año tras año y los ingresos apenas permiten sostener la actividad. “El pescador artesanal está al borde de la extinción”, advierten desde el sector, que reclama medidas urgentes, eficaces y consensuadas con los propios profesionales del mar.
Entre las medidas exigidas a las administraciones están la prohibición efectiva del tren de bolos, mayor vigilancia para combatir la pesca ilegal y una participación activa del sector en la lucha contra el alga invasora.
La situación de la pesca artesanal en Conil no solo es una cuestión económica. También afecta al patrimonio cultural, la sostenibilidad ambiental y la identidad de una localidad que siempre ha vivido de cara al mar.