El Cádiz Fútbol Sala no sería el mismo sin la presencia de Emma Diánez. Esta próxima temporada cumplirá 18 años en su club. Junto a Noe Reyes es la única superviviente de la última campaña en Primera División, y de las dos solo Emma ha continuado de forma ininterrumpida en el equipo.
Lo de Emma no es solo amor a unos colores, es amor a un deporte por el que realiza muchos sacrificios personales. No es fácil sacar tiempo para competir a este nivel compaginándolo con la familia y el trabajo. Por este motivo sus apariciones en los partidos fuera de casa han sido muy escasas, aunque cuando lo ha hecho ha dejado momentos para el recuerdo, como el golazo que marcó al primer toque en la cancha de Estudiantes de Sevilla o el tanto definitivo al contragolpe en Pamplona que valió un ascenso.
Emma es una jugadora insustituible porque sabe marcar el ritmo de juego. Sabe templar la pelota cuando el equipo necesita sosiego y acosar de manera incansable el área contraria cuando el rival flaquea. También es capaz de tirar ella sola del equipo como ocurrió en los últimos minutos del partido ante el Deportivo Córdoba en el que gracias a su contribución el Cádiz Fútbol Sala fue capaz de llevarse los tres puntos cuando a falta de ocho minutos para el final se perdía de un gol.
La compenetración que tiene con Noe Reyes es asombrosa. Se conocen a la perfección y solo les hace falta una mirada entre ellas para que el equipo se ponga a funcionar. Buena parte del ascenso es gracias su gran actuación en la fase de ascenso, marcando de cabeza el gol de la victoria en el partido de ida demostrando unos reflejos asombrosos y el último tanto en Navarra, un golazo de una jugadora excepcional.