La Biblioteca Municipal de Chiclana acoge la exposición ‘La Andalucía de Cervantes’
La muestra, que permanecerá abierta al público hasta el 25 abril, da a conocer la extraordinaria trayectoria vital del célebre autor de El Quijote a través de los lugares de Andalucía que transitó

Desde diversos pasajes de El Quijote a sus novelas ejemplares, sin descuidar su poesía, como es el caso del célebre soneto que dedicara al saco de Cádiz, la geografía andaluza sigue estando presente en la literatura cervantina. Pero también la geografía andaluza formó parte de la vida del autor de ‘El Ingenioso Hidalgo’, como viene a demostrar la exposición ‘La Andalucía Cervantes’, producida por el Centro Andaluz de las Letras de la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales, que hasta el 25 de abril podrá verse en el patio de la Biblioteca Municipal Antonio García Gutiérrez.
Si bien existe un amplio consenso sobre el nacimiento de Cervantes en Alcalá de Henares, otras localidades de Córdoba y de Jaén se disputan su cuna. Denunciado en Teba y encarcelado por ello, quizá La figura de Miguel de Cervantes ha quedado con frecuencia oculta por la proyección de la figura quijotesca, protagonista de su gran creación literaria. Sin embargo, Cervantes tuvo una extraordinaria peripecia biográfica, que le llevó y trajo por Andalucía, como así reflejó en su obra.
Esa es la materia prima de esta muestra con carácter pedagógico, pero dirigido a un público diverso, que ha promovido la delegación municipal de Cultura del Ayuntamiento de Chiclana, con el apoyo de la delegación territorial de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, en la provincia de Cádiz.
Poeta y novelista español, es el autor de la novela más importante dentro de nuestra literatura ‘El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha’, que se considera la primera novela moderna de la literatura universal. A pesar de nacer en Alcalá de Henares, Madrid, Cervantes tiene orígenes andaluces ya que sus abuelos paternos eran cordobeses y esto nos lleva a la hipótesis de que Cervantes pudo haber viajado con su padre a esta tierra.
Algo que si sabemos es que Cervantes vivió durante un tiempo en Andalucía, a finales del siglo XVI como recaudador de impuestos para el reino de Granada y para el Reino de Sevilla, como requisador de aceite y trigo. La estancia de Cervantes en tierras andaluzas no fue exactamente feliz y acabó siendo excomulgado y encarcelado, el motivo, no está claro, pero todo apunta a que tuvo que ver con deudas o menoscabo de la hacienda que él mismo recaudaba para la Corona.
En el año 1594 vuelve a Granada, esta vez para su trabajo como recaudador de deudas y a este tiempo podemos asociar los capítulos de El Quijote en el que nuestro protagonista hidalgo y su fiel escudero Sancho, pasan las noches en ventas de caminos que, en la mente de don Quijote son palacios, ya que el mismo Cervantes seguramente tuvo que descansar también en estos lugares. En este sentido, podemos concluir que para Cervantes, Andalucía y Sevilla significó mucho en su vida y el Quijote no hubiera sido sin duda igual sin las vivencias que tuvo y la gente que conoció en estas tierras.
Se da la circunstancia de que la primera ciudad andaluza a la que arriba es Córdoba, en la que parece que se instaló su familia allá por 1553, cuando el niño Miguel tenía seis años. Se supone que fue en esa ciudad donde fue al colegio por vez primera, en concreto al de jesuitas de Santa Catalina, donde aprendió las primeras letras. En el año 1564 la familia reaparece situada en Sevilla, donde su padre regentaba unas casas de alquiler. En esta ciudad vuelve a asistir a un colegio de jesuitas.
La historia militar de Cervantes lo lleva por territorios conflictivos y de ahí regresa, como sabemos, manco de un brazo, debido a heridas de arcabuz. Todo el resto de su existencia se la pasó solicitando un empleo que estuviera acorde con sus dificultades y una compensación por su servicio de armas que tantas penurias le había causado, cautiverio incluido. Sin embargo, tuvo poca suerte en ambos empeños. Esa compensación no le llegó nunca y tampoco sus cargos fueron de su agrado, ya que se trataba de recaudar impuestos sobre el aceite y no un grado en el Nuevo Mundo como siempre pretendía sin éxito.
El periplo andaluz de Cervantes, que incluyó abundante presencia en la capital andaluza, pero también recorre Écija, donde topa con la Iglesia por requisar el grano eclesiástico, La Rambla, Castro del Río, Espejo, Cabra, Carmona, Jaén, Úbeda, Baeza, Estepa, Montilla. El periplo andaluz de Cervantes termina en el verano de 1600, en el que abandona Sevilla, aunque hay quien dice que, por un corto período pudo volver a pisar la cárcel sevillana en 1602 porque están constatadas en este año nuevas complicaciones económicas con el Tesoro público.