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Jue. Nov 21st, 2024

En Cataluña, la Segunda Guerra Carlista, con derivaciones más allá del carlismo, es conocida con el nombre de Guerra dels Matiners (madrugadores, en catalán), y que se desarrolló entre 1846 y 1849. Existieron un conjunto de causas que precipitaron el conflicto. Por un lado, estaría el malestar que causaron determinadas políticas económicas y sociales emprendidas por Narváez: la reforma fiscal de 1845, que potenció los consumos (imposición indirecta), tan gravosos para las clases populares, y la defensa de la propiedad privada frente a la comunal o colectiva, así como la cuestión de las quintas, que privaba a las familias campesinas de manos útiles. Tampoco debe olvidarse la fuerte crisis agraria del momento, algo común a toda España y aún a Europa, y que sería uno de los desencadenantes de la oleada revolucionaria por el continente. Por fin, habría que tener en cuenta que en Cataluña se mantuvieron algunas partidas carlistas al terminar la primera guerra y que se dedicaban más que otra cosa al bandolerismo. Eran los conocidos como trabucaires. Había, pues, un claro malestar en la Cataluña rural. En el plano más estrictamente carlista, deberíamos citar como causa el fracaso del proyecto matrimonial que algunos personajes moderados, como Jaime Balmes y Juan Donoso Cortés, habían emprendido para que la joven Isabel II se casara con el conde de Montemolín, Carlos Luis de Borbón, con el fin de resolver el conflicto o pleito dinástico.

Los primeros que se levantaron fueron Ros d’Eroles y mosen Benet Tristany en el mes de septiembre en Solsona. Hasta la primavera de 1848 el conflicto tuvo todas las características de la guerra de guerrillas de partidas carlistas contra el ejército. Pero la Revolución de 1848 en la vecina Francia trajo un cambio relevante en el conflicto, ya que, curiosamente precipitó la creación de partidas muy alejadas del ideario carlista, y que defendían ideas progresistas y hasta republicanas. Por otra parte, apareció el famoso caudillo catalán Ramón Cabrera, que se hizo con el mando de las partidas carlistas. Otro aspecto interesante y peculiar de este conflicto es que derivó hacia la defensa de la realidad específica de Cataluña, en una suerte de un peculiar catalanismo primigenio. Se llegó a reivindicar la creación de un gobierno propio a través de la Diputació General de Catalunya, un organismo donde se integrarían carlistas, progresistas y republicanos. Por otro lado, se formaron partidas fuera de Cataluña, pero que fracasaron.

A finales del año 1848 comenzó a tener éxito la estrategia emprendida por el nuevo capitán general de Cataluña, Manuel Gutiérrez de la Concha, ya que consiguió vencer a muchos jefes carlistas. Al final, en abril de 1849, se detuvo al pretendiente carlista cuando intentaba entrar en España, y después de varias derrotas, Cabrera decidió salir por la frontera. La guerra había terminado. Posteriormente, el gobierno dio una amnistía a los veteranos carlistas. Una parte de los mismos se quedó en Francia, pero otra regresó y terminaría participando en la Guerra de Marruecos de 1859-1860.

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