Entre los hallazgos se encuentran una tumba megalítica intacta, una excepcional villa marítima de colonos itálicos con una fábrica pesquero-conservera y un balneario romano completo
Investigadores del grupo HUM-440 de la Universidad de Cádiz, liderados por el catedrático de Arqueología, Darío Bernal, han presentado hoy en las proximidades del Faro Trafalgar en Barbate, los datos del hallazgo arqueológico que han descubierto en la playa de los Caños de Meca. Les acompañaron el rector de la UCA, Francisco Piniella, la consejera de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía, Patricia del Pozo, y el alcalde de Barbate, Miguel Molina, junto a las delegadas del Gobierno y de Fomento, Infraestructuras, Ordenación del Territorio, Cultura y Patrimonio Histórico en Cádiz, Ana Mestre y Mercedes Colombo, respectivamente.
Se ha realizado una visita a los restos arqueológicos, en compañía de las autoridades y los medios de comunicación y la participación de otros investigadores inplicados como el profesor de Prehistoria de la UCA, Eduardo Vijande.
Las actuaciones arqueológicas se han llevado a cabo en el marco de desarrollo del proyecto de investigación ARQUEOSTRA, denominado Arqueología de la ostricultura romana. Técnicas interdisciplinares para la determinación de los orígenes de la acuicultura en Andalucía y Marruecos y que se incluye en la convocatoria de Ayudas a Proyectos de I+D+i, del Programa Operativo Feder Andalucía 2104-2020 (Convocatoria 2018), de la Consejería deTransformación Económica, Industria, Conocimiento y Universidadesde la Junta de Andalucía.
Los científicos han declarado que es la primera vez que se realizan excavaciones arqueológicas en el Faro de Trafalgar. No obstante, en “la cartografía moderno-contemporánea y en la historiografía se conocen referencias a restos arqueológicos romanos desde el s. XVIII y XIX”. A finales de los años setenta del siglo XX, se realizaron prospecciones superficiales en la zona (Amores, 1979), y existen algunos trabajos científicos centrados en la evaluación de la importancia de las instalaciones de acuicultura romana en el yacimiento del Cabo Trafalgar -una piscina excavada en el intermareal para el engorde y cría de pescado y moluscos-, que es la única conocida en toda Andalucía.
Los estudios arqueológicos, acometidos por la Universidad de Cádiz en marzo, abril y mayo de 2021 en el Cabo Trafalgar y en la playa de los Caños de Meca, han permitido “documentar hallazgos patrimoniales excepcionales, totalmente inéditos hasta la fecha”. Desde la Prehistoria Reciente (Edad del Bronce) hasta época moderna se ha verificado la existencia de un poblamiento diacrónico en la zona totalmente desconocido. Constituye “un salto exponencial respecto al conocimiento previo del Patrimonio Histórico en la comarca, que se convierte tras estos hallazgos en la zona patrimonial más importante del término municipal de Barbate”, en palabras de Darío Bernal.
El estado de conservación de los restos arqueológicos “es excepcional”. Entre ellos, destaca un tumba prehistórica intacta, un balneum (balneario) romano con parámentos de varios metros de altura y unas piletas de salazones romanas completas.
En el primero, se haya una estructura metálica con cueva artificial con enterramiento de hace 4.000 años, con siete cadáveres en posicion secundaria y uno en posicion primaria antes del cierre. Se conserva ajuar con pequeños elementos de adornos como cuentas de collares. Vijande ha aclarado que “los huesos están muy bien conservados, con el análisis de Adn nos dan mucha información sobre el modo de vida”.
La consejera de Cultura ha calificado de “impactante visita, teníamos muchas ganas de conocer in situ los importantes hallazgos en esta joya natural de Cádiz”. Ha explicado que la UCA ha aprovechado unos fondos europeos en pleno marco de colaboración con la Junta cuyo original proyecto era datar los orígenes de la acuicultura romana. Como consecuencia, en las intervenciones que se han ido produciendo, se han descubiero restos prehistóricos, romanos y medievales. Todo en perfecto estado, “es una maravilla”. Lo que desmuestra, que era “una zona enormemente atractica para todo tipo de civilizaciones, que nos aporta una historia brutal”.
Estamos en el inicio de las excavaciones, ha augurado Patricia del Pozo, por lo que esperan continuar en otoño con una tercera fase. A continuación, “de manera preventiva vamos a proceder a una cubrición de la zona porque no hacerlo sería irresponsable por nuestra parte para conservarla”. Desde Cultura: “hemos autorizado ya un año más de intervenciones y vamos a iniciar el expediente de protección para incluirlo como Bien de Interés Cultural de Andalucía”. Este asentamiento “es relevante tanto por su grado de conservación como por su extensión”. Por último, ha felicitado a la Universidad de Cádiz por este equipo de “primerísima división”, donde tienen especialistas para todas las temáticas que han ido surgiendo.
En un futuro, desde la Junta de Andalucía se prevé hablar con titulares de los terrenos (Estado y de Medio Ambiente) sobre una posible musealización y creación de un circuito cultural y patrimonial. Y también, la posibilidad de organizar una exposición con una selección de las piezas halladas en el Museo de Cádiz para su difusión a la sociedad.
El rector de la UCA ha puesto en valor la colaboración institucional para que esta actividad sea una realidad, ya que las excavaciones arqueológicas han sido financiadas como proyecto I+D+i por la administración autonómica y autorizadas por la Dirección General de Patrimonio Histórico y Documental de la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico. Piniella ha explicado que “esta tierra y este mar que pisamos y vemos han sido desde hace miles de año una encrucijada de culturas y civilizaciones. Un paraíso natural incomparable que ha atraído a pueblos a lo largo de los siglos y que ha generado un extraordinario patrimonio cultural que tenemos que desentrañar, conservar y difundir”.
Tras esta fase inicial de excavación, realizada por un equipo interdisciplinar formado por prehistoriadores, arqueólogos clásicos y medievalistas de la UCA con la colaboración de la Universidad de Estrasburgo y cuyos trabajos han contado con una partida de 25.000 euros; el siguiente paso será en los próximos meses elaborar la Memoria Científica de la Actividad Arqueológica y publicar los resultados en foros científicos de carácter interdisciplinar.
Con todo lo expuesto, solo cabe señalar que desde un punto de vista científico, está prevista la ejecución de una tercera campaña con cargo a la actuación arqueológica autorizada. Tras la temporada estival, para la determinación funcional de las estructuras arqueológicas situadas en la primera línea de la playa (actualmente cubiertas de arena) y para la ultimación de los trabajos arqueológicos en la villa marítima del Faro.
Al encontrarse el yacimiento en la zona de dominio público marítimo-terrestre, se ha solicitado autorización al departamento de Costas de la Delegación Territorial en Cádiz de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de la Junta de Andalucía; a la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz para el acceso a la zona de dominio público portuario del Faro de Trafalgar; y se cuenta con los permisos medioambientes pertinentes del Parque Natural La Breña y Marismas del Barbate, perteneciente a la Delegación Territorial de Desarrollo Sostenible en Cádiz de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de la Junta de Andalucía.
Investigación ampliada
Prehistoria: tumba megalítica intacta
Entre los restos encontrados, se aprecia una tumba megalítica, de construcción mixta, compuesta por un corredor similar al de los dólmenes con 4 ortostatos en cada lateral del pasillo de acceso, el cual desemboca en una cámara de planta circular excavada en la roca, a modo de cueva artificial o hipogeo. Esta tumba, fechada en en la Prehistoria Reciente, se encuentra intacta, ya que no ha sido violada ni expoliada con posterioridad a la deposición funeraria.
Es importante indicar que la cámara fue utilizada con finalidad sepulcral y han aparecido al menos un individuo en posición anatómica con restos de ajuar (especialmente cuentas de collar de concha, piedras de colores y algunas de oro, e incluso un peine o lendrera de hueso) y en el pasillo se han documentado múltiples restos cerámicos y más de 5 individuos en un osario, con los restos óseos en muy buen estado de conservación, lo cual permitirá en el futuro estudios paleogenéticos para determinar pautas de parentesco y movilidad, así como análisis isotópicos para el conocimiento de la dieta de estas comunidades.
Asimismo, está previsto que se realicen estudios arqueométricos de los materiales aparecidos para determinar la procedencia geográfica de los ajuares, a cargo del profesor Salvador Domínguez-Bella, catedrático de Ciencias de la Tierra de la UCA.
Sobre este descubrimiento, han señalado que es la primera vez que en Barbate y en la comarca, se pueden documentar sepulturas de estas características, que son muy similares a la necrópolis de Los Algarbes de Tarifa. De hecho, los investigadores creen que es muy probable que existan otras tumbas similares en el entorno, lo cual dota de notable potencialidad a este yacimiento prehistórico, totalmente desconocido hasta la fecha.
Época romana: una excepcional villa marítima de colonos itálicos
Por otro lado, los estudios emprendidos en esta zona han visibilizado el excelente estado de conservación de una villa marítima en el Cabo Trafalgar, que se sitúa como una de las más importantes de Andalucía. En las dos campañas se han realizado cinco sondeos arqueológicos a cargo de los profesores Darío Bernal-Casasola y José J. Díaz, y los investigadores postdoctorales Leandro Fantuzzi, José A. Expósito y el investigador predoctoral José Luis Portillo.
De la zona residencial de esta villa se ha excavado una habitación con el entablamento y parte del segundo piso desplomados sobre el pavimento, lo que ha permitido recuperar algunas piezas arquitectónicas relevantes como un capitel corintio en biocalcarenita y más de 200 restos de pintura mural coloreada y con decoración geométrica y vegetal del III Estilo Pompeyano . Están actualmente en fase de estudio por la profesora Alicia Fernández de la Universidad de Murcia, procedentes del techo y de la pared de alguna estancia, así como restos de mosaicos, que verifican que algunas de las habitaciones estuvieron ricamente ornamentadas.
Relevante ha sido también el descubrimiento de que este enclave estuvo dotado de una fábrica pesquero-conservera, una cetaria centrada en la explotación de los recursos del mar y en la elaboración de salsas fermentadas del tipo garum, como ha permitido verificar el hallazgo de al menos 7 piletas salazoneras, aunque existieron muchas más no excavadas. Además, estas piletas salazoneras presentan un estado de conservación excelente, estando completas, con sus remates de coronamiento y con profundidades que oscilan de 1,5 a 2 m. Adicionalmente, en 2 de las cinco excavadas, se han recuperado restos primarios de las conservas romanas que estaban siendo producidas en el momento de su abandono en época julio-claudia: un tipo de garum realizado con ingredientes diversos. Entre ellos, erizos de mar y moluscos, que serán sometidos a estudios de arqueología biomolecular en el futuro para determinar los ingredientes y los procesos de fabricación.
También se ha localizado un conchero romano que permite verificar que las tareas de marisqueo fueron muy importantes en la explotación de recursos marinos en estos yacimientos (especialmente Phorcus lineatus – burgaillos).
De esta forma, el Cabo Trafalgar se suma a los escasos yacimientos de todo el imperio romano, donde se conservan evidencias de estas características. El hallazgo de esta nueva factoría de salazones es clave, ya que entre Baelo Claudia en Tarifa y Cádiz capital solamente se conocen indicios de factorías salazoneras, permitiendo este hallazgo cubrir una carencia de información en esta zona del Fretum Gaditanum.
Asimismo, en la playa de los Caños de Meca se han localizado unos baños romanos también muy bien conservados. Los paramentos de las habitaciones exhumadas alcanzan más de 4 metros de altura, habiendo sido cubiertos por la arena tras su abandono en la Antigüedad Tardía.
Se han excavado hasta la fecha únicamente dos habitaciones que presentan restos de los hipocaustos (dobles suelos con columnas de sustentación) y con el sistema de anclaje de las dobles paredes (concamerationes) que permiten interpretar esta parte del edificio como las habitaciones calefactadas (caldaria o tepidaria) de un recinto termal.
No obstante, la parte exhumada es una zona reducida del edificio, estimándose que los restos arqueológicos se extienden a lo largo de más de una hectárea. El edificio termal estudiado debe corresponderse posiblemente con las instalaciones de ocio y de higiene de la pars fructuaria de la villa romana, donde los investigadores piensan que deben existir en las inmediaciones instalaciones haliéuticas (cubetas salazoneras), de las cuales se cuenta con indicios.
Época medieval y moderna: necrópolis, ocupaciones esporádicas y Torre de vigía
El estudio de las evidencias arqueológicas en el Cabo Trafalgar ha permitido a los investigadores de la Universidad de Cádiz y gracias a la colaboración ciudadana (especialmente del arqueólogo Francisco Flor Ávila), identificar múltiples restos de otras épocas. Entre ellos, dos tumbas rectangulares excavadas en el subsuelo junto al faro, habiendo proporcionado los restos humanos aparecidos una cronología radiocarbónica del s. VIII d.C., y abriendo, por ello, interesantes perspectivas de investigación.
También han aparecido en la playa, junto al balneum romano, restos cerámicos medievales de los siglos XII y XIII relacionados con la cercana ciudad de Beca. Citada en las fuentes medievales, y que denotan interacciones con la costa, posiblemente con finalidad pesquera o portuaria en dichas fechas.
Cabe indicar que se ha realizado el estudio integral de la Torre de Meca o de Trafalgar, una fortificación artillada construida por el VII Duque de Medina Sidonia entre 1559 y 1567, junto a otras más ubicadas entre el litoral onubense y gaditano para labores de protección y de la conocida industria almadrabera de la casa ducal, frente a los ataques de piratas y corsarios turcos y berberiscos. Este trabajo, coordinado por el arqueólogo medievalista Rafael Jiménez-Camino Álvarez, ha permitido el estudio gráfico, arqueo-arquitectónico y el levantamiento fotogramétrico de una estructura que, a pesar de ser bien conocida en el litoral andaluz, raramente ha sido objeto de estudios arqueológicos de detalle.