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Las características de la Gran Guerra

La guerra de 1914 se caracterizó por la aplicación de nuevos armamentos, fruto de la industrialización y del alto nivel tecnológico alcanzado en la Segunda Revolución Industrial. Los alemanes disponían de fusiles de disparo continuo y automático. Por otra parte, la ametralladora cambió los sistemas de combate. Los alemanes usaron los gases asfixiantes, pero su efectividad fue muy relativa, habida cuenta de aplicación de las máscaras antigás y de las dificultades derivadas de la meteorología. Fue la guerra en la que, por vez primera, se empleó la aviación, aunque con un papel aún muy limitado: observación y combates aéreos. También se emplearon los dirigibles, como los famosos zeppelines alemanes. En el mar, aparecieron los primeros submarinos. También surgieron los primeros carros de combate, pero más como apoyo a la infantería. Además, los tanques adolecían de dificultades para la maniobrabilidad. Pero el empleo de camiones permitió mejorar de forma sustancial la maniobrabilidad y la velocidad de las tropas.

Otro aspecto novedoso fue que, desde los tiempos de las guerras napoleónicas, las potencias europeas no se habían enfrentado entre ellas a gran escala. Durante gran parte del siglo XIX, los enfrentamientos habían sido breves, como la guerra franco-prusiana, muy limitados como los del área balcánica, o se habían dado en el ámbito colonial. Ahora se trataba de una conflagración continental que derivó en mundial, al arrastrar las metrópolis a sus colonias, además de por la intervención de Japón y de los Estados Unidos. La movilización de efectivos humanos llegó a un grado no conocido hasta el momento, con ejércitos de millones de soldados luchando en muchos y largos frentes.

La primera guerra mundial fue una guerra económica, sin lugar a dudas, al movilizar ingentes recursos. En principio, se había pensado en una guerra corta y ninguna potencia había preparado planes para sostener un esfuerzo bélico sostenido en el tiempo. Pero la prolongación del conflicto obligó a los gobiernos respectivos a improvisar planes y organizaciones a gran escala de fabricación de municiones, armas y material de guerra para, después, preocuparse de las necesidades de la población civil. La guerra supuso, pues, que los estados comenzaran a controlar y dirigir la vida económica como nunca antes se había hecho. Además, los estados beligerantes se concentraron en intentar perturbar la economía y las infraestructuras de sus enemigos.

Alemania se adelantó en el intervencionismo estatal con el conocido como Plan Rathenau, que establecía un serio control de la vida económica: aprovisionamiento de materias primas, reparto de alimentos y distribución de la mano de obra. Pero el grave problema de Alemania fue que los aliados bloquearon los suministros para su potente industria. En los años 1917 y 1918, la escasez de alimentos en Alemania se hizo muy grave. En respuesta al bloqueo aliado, los alemanes desarrollaron la guerra submarina.

Rusia fue el contendiente peor preparado para afrontar estos nuevos retos económicos producidos por la guerra total, ya que, gran parte de sus máquinas y repuestos procedían de Alemania y, ante el cierre de los Dardanelos y el Bósforo, los productos británicos y franceses no podían llegar. Además, no contaba con una red ferroviaria bien articulada y los imperios centrales se hicieron en la primavera de 1915 con los yacimientos polacos de hulla y hierro.

Los británicos y franceses tuvieron menos problemas para abastecerse gracias a sus respectivos imperios coloniales.

Un tercer aspecto novedoso de la primera guerra mundial fue la movilización psicológica. Cuando se fue consciente que la guerra sería larga se emprendieron medidas para minar la moral del enemigo, a través de varios medios: el bombardeo de las ciudades, empleando la prensa para exagerar los éxitos propios y minimizar los de los adversarios o el valor enemigo. En íntima relación con esta guerra psicológica estuvo la necesidad de elevar la moral de la población, que tenía que sufrir carencias y penalidades hasta ahora desconocidas. La exaltación del patriotismo se convirtió en un arma poderosa para que la población aceptase nuevos sacrificios: las destrucciones y las graves carencias en la dieta, que provocaron la imposición del racionamiento.

En 1917 y 1918, los sufrimientos de los combatientes y de las poblaciones civiles generaron graves conflictos: deserciones, motines de soldados y protestas de la población. La propaganda y las invocaciones a las uniones sagradas frente al enemigo no surtieron ya el efecto de los primeros momentos de la guerra. En Rusia, en el frente, comenzó una parte de la Revolución.

Por último, curiosamente, la guerra tuvo repercusiones en la historia de las reivindicaciones femeninas. Al marchar los hombres al frente, muchas industrias tuvieron que contratar a mujeres para fabricar armamento, pertrechos militares y otros productos. Este hecho supuso la mayor incorporación de la mujer a la vida laboral de la historia hasta ese momento y eso hizo que las sociedades tomaran más conciencia de la importancia de la mujer fuera del ámbito doméstico, porque habían contribuido al esfuerzo bélico y, especialmente, a la victoria en el caso de los países aliados.

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