Seguro que muchos lo recuerdan, cuando lo eligieron secretario general del PSOE, hubo comentarios de todo tipo, la mayoría despectivos y tratando de desacreditarlo. La línea argumental esencial era que se trataba poco menos que una operación de imagen en la que se situaba en el escaparate a un maniquí de buen ver para que siguieran mandando en el Partido Socialista la élite de siempre, incluso que se trataba de un hombre puente hasta la llegada de la verdadera elegida para regir los destinos del socialismo y de la propia España. Ya saben.
En estos dos años que lleva de máximo dirigente del PSOE, el primero elegido en un proceso de sufragio directo y secreto por parte de la militancia, Pedro Sánchez no lo ha tenido fácil. Desde la derecha, como era de esperar, minusvaloración, desprecio y cosas por el estilo. Desde Podemos y sus satélites, dado su carácter de partido directamente competidor, más de lo mismo. Personalmente me asombraba el que el hecho de ser un hombre atractivo, guapo por qué no decirlo, era leído en negativo y como un lastre para sus posibles capacidades políticas. Si las cosas que en este sentido se han dicho de él se hubiesen dicho de una mujer no quiero ni pensarlo.
Sin embargo los peores ataques le han venido de dentro, de sus propias filas, de quienes se dicen sus compañeras y compañeros. Han sido un goteo constante y continuo de insinuaciones, maledicencias, trabas, palabras amenazantes, un continuo de amenazas veladas y no tan veladas. Las presiones externas duelen, las internas hieren en lo profundo. Pero de aquella imagen de maniquí, poco a poco, día a día, gesto a gesto y decisión a decisión hemos descubierto un hombre, una persona que tiene más fundamento del que le adjudicaban sus compañeros y enemigos. De aquel secretario general que se dejaría seducir por el gobierno de Gran Coalición, ¿recuerdan las profecías?, al que tozudamente y coherentemente dice que No es No, han pasado muchas cosas. La primera es que nada de lo que vaticinaban sus adversarios externos ha pasado. Y, lo que es más importante, ha sabido resistir las presiones que le han llegado desde arriba y la derecha, medios de comunicación y organizaciones transnacionales de poderes fácticos, y desde el interior, egoísmos de poder microterritorial (baronías chuscas). A lo mejor es que han hecho de él un mártir, pueden llegar a ser tan torpes, pero creo que al final lo que ha aflorado es una persona que está peleando por sus ideas y sus ambiciones, enseñadme un político que no las tenga, y que a la larga, dos años de recorrido, están mostrando a la militancia y a la ciudadanía dos cosas muy importantes. Un Partido Socialista realmente del lado de los que sufren las desigualdades y un no rotundo a un gobierno sostenido por un partido emponzoñado de corrupción.
Hoy sólo una frase. Gracias Pedro por intentar darnos un espacio de debate y la posibilidad de opinar sobre el futuro del Partido Socialista en estos momentos. Los otros no ofrecen más que palabrería, de la más vulgar y tópica. Lo dice quien no te votó en las primarias, te has ganado mi voto si las fuerzas de la mezquindad me dan la oportunidad de ejercerlo.