Podemos denuncia el acoso y la coacción que sufren las mujeres de la provincia de Cádiz por determinados grupos de extrema derecha que acuden a las clínicas en las que se practican abortos con el objetivo de intimidar y coartar a quienes quieren hacer uso de este derecho. “Esta situación es insostenible y merece nuestra condena más enérgica así como la implicación de las administraciones para que no sigan repitiéndose estos episodios”, señala Elena Coronil, responsable de Feminismo en la provincia.
La formación reitera que el aborto “es un derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y sobre nuestras vidas, por ello no podemos permitir que estos grupos extremistas, rosario en mano, intercepten a las mujeres y les dificulte la entrada con el pretexto de que cometen un pecado”.
Muchas de las afectadas han explicado que estos fanáticos tildan de “asesinas” a las usuarias de estas clínicas al tiempo que rezan en voz alta, lo que producen unas situaciones “violentas y surrealistas”. Además, reparten folletos en los que aluden al Holocausto y lo comparan con el derecho al aborto; o bien aseguran que la interrupción voluntaria del embarazo deriva en consecuencias como la depresión, la baja autoestima, o cáncer de mama. “No sólo es falso, también macabro e inhumano”.
Por todo ello, Podemos condena esta forma de opresión “machista y patriarcal” sobre las conciencias y los cuerpos que, en otros países como Francia, se consideran un delito. “La libertad no puede justificar en ningún caso este tipo de violencia directa, cruel y sin sentido que ejercen sobre las mujeres por el único hecho de serlo”, señala Elena Coronil.
Asimismo, Podemos insiste en la necesidad de que las administraciones públicas actúen: “El aborto no es un delito, se trata de un derecho conquistado durante años de lucha y que incluye el derecho a la privacidad que vulnera estos grupos extremistas”. Reiteran desde la formación que las mujeres que abortan no necesitan que nadie les tutelen “ni les guíen por el buen camino. Basta ya de criminalizarlas y hacer juicios baratos de moral”, concluye Elena Coronil.