Algunas de las posibilidades que París y su Región ofrecen son bien conocidas: visitar museos y monumentos, comer bien a buen precio, pasear por el Sena, disfrutar de su noche interminable… Tal vez no se sepa tanto que, además, en París y sus alrededores es posible jugar al golf y que hay mucho donde elegir, nada menos que 71 campos de golf. No es raro, por tanto, que la Ryder Cup de 2018, el acontecimiento deportivo que más atrae mediáticamente tras el Mundial de Fútbol o los Juegos Olímpicos, tenga su sede en la capital francesa y su región del 28 al 30 de septiembre.
Darle al palo para conseguir que la bolita entre en el hoyo con el menor número de golpes solo requiere práctica y habilidad, pero hacerlo en un ambiente único que, además, puede aportar cultura, elegancia, encanto, buena gastronomía y el singular “art de vivre” a la francesa solo es posible en algunos de los recorridos que París y su región ofrecen. Aquí destacamos cinco propuestas originales que son mucho más que jugar al golf.
Formar equipo con Van Gogh. No es probable que el impresionante pintor impresionista jugara al golf, estaba demasiado ocupado pintando, -durante su estancia de 70 días en Auvers hizo 80 cuadros- pero bien podría haberlo hecho ya que el golf se conoce en este país al menos desde 1567 cuando al parecer fue introducido por la reina María Estuardo. De ella se sabe que jugó al golf al poco de haber sido asesinado su esposo por lo que fue muy criticada. En esta zona hay tres magníficos campos de golf con siete recorridos y un total de 99 hoyos. Como ejemplo, el Golf Hôtel de Mont Griffon a 30 minutos de París, se encuentra dentro del Parque Natural Regional Oise Pays de France y tiene el mayor centro de formación de Europa; el Golf de L´isle-Adam ofrece unas vistas panorámicas maravillosas, mientras que el Golf du Lys Chantilly con tres recorridos remonta su historia a 1929 cuando fue inaugurado por Arnaud Massy, el único francés que ha ganado el Open británico.
Desde cualquier de estos campos se puede visitar la casa donde vivió Van Gogh y el lugar donde está enterrado, también está a un paso el castillo de Chantilly y sus impresionantes jardines entre lagos y una de las joyas del patrimonio francés. Tiene una magnífica colección de arte dedicada al caballo iniciada por su propietario Enrique de Orleans, hijo del último rey de Francia, Luis Felipe. También cerca está la Abadía real de Royaumont fundada en el siglo XIII por el rey San Luis, es la mayor abadía cisterciense de Francia, tiene un magnífico claustro gótico, con su jardín de estilo francés. Y si el golf y las visitas piden un descanso, nada mejor que el Hotel du Lac Barrière que ofrece balneario, casino y un magnífico restaurante.
Golf para adultos, la magia de Disney para toda la familia. Seguramente hay que hacer un esfuerzo para hacer un hueco y jugar al golf, teniendo al lado todas las tentaciones que ofrece Disneyland que cumple sus primeros 25 años, pero una visita al Golf Disneyland merece la pena. Propone tres recorridos de 9 hoyos cada uno que se pueden combinar como se quiera de forma que pueden hacer tres recorridos de 18 hoyos diferentes. Puede disfrutarse la terraza de The Club House con un almuerzo al fresco mientras se observan los partidos y del Club House Grill donde tomar un bocado o una comida completa. Y is se tiene ánimo cultural, hay que visitar el castillo y parque Champs-sur-Marne una joya de la arquitectura clásica en la Isla de Francia. Hay que dedicarle cierto tiempo porque tiene 900 habitaciones lujosamente amuebladas y con numerosas obras de arte. Y para los amantes de las compras La Vallée Village ofrece 120 grandes marcas de moda reunidas en un pequeño pueblo y con un descuento garantizado mínimo del 33%.
Naturalmente hay que dejar tiempo para visitar el parque. En su 25 aniversario rinde homenaje a Star Tours, una de sus primeras atracciones en 1992 con nuevas puestas al día con “Star Tours, la aventura continúa” y la vertiginosa “Star Wars Hyperspace Mountain”, además de sus atracciones tradicionales, sus dos desfiles diarios y la fabulosa fiesta y desfile final con una magnífica iluminación. Si te molestan las multitudes puedes conseguir, si te alojas en los Hoteles Disney o posees el Dream Annual Pass, entrar al parque dos horas antes de la apertura oficial. A pesar de que no todas las atracciones ni los restaurantes se encontrarán abiertos, será una gozada poder pasear por ese mundo fantástico antes de que aparezcan las multitudes. Para evitar colas, lo mejor es utilizar el FastPassSM, un servicio gratuito que permite reservar la hora de acceso.
En un ambiente señorial. Pocos lugares hay en Francia tan impresionantes como Fontainebleau, residencia de los soberanos franceses, desde Francisco I hasta Napoléon III, que permite seguir la evolución de los estilos más destacados desde el siglo XVI: conjuntos de boiseries, estucos y pinturas del Renacimiento, techos de madera esculpida y decorados pintados de los siglos XVII y XVIII, habitaciones cuyo mobiliario data del Primer Imperio. Hay quince salas dedicadas a Napoleón I y a su familia y destaca su Musée chinois creado para la Emperatriz Eugenia. Y además sus impresionantes jardines que se confunden con el bosque. En el propio castillo del siglo XIV se mezclan la autenticidad de la piedra, la modernidad de grandes vidrieras y el encanto de 154 habitaciones acogedoras y contemporáneas. Su también exclusivo restaurante L´Emeraude ofrece una cocina original basada en los buenos productos del lugar. Allí, a solo 55 kilómetros de París, se encuentra el exclusivo Golf du Chateau de Cely tal vez uno de los más selectos y elegantes de Europa. Cada hoyo ha sido diseñado para dar una perspectiva diferente, ocupando su lugar en una extensión de 55 hectáreas. Con ondulante paisaje y bellamente esculpido, este campo par 72 fue diseñado por Marc Adam y Patrick Fromanger en colaboración con Jack Nicklaus Design.
Aunque hay otras opciones de alojamiento, como el Hôtel l´Aigle Noir****, frente al castillo, antigua residencia de los nobles que acompañaban al rey, destila lujo y refinamiento; o Hôtellerie du Bas Bréau***** que ha acogido personajes como Grace de Mónaco, Françoise Sagan o Julien Green y donde Robert Louis Stevenson escribió su novela «La isla del tesoro». En su restaurante se pueden degustar las especialidades de la zona, especialmente la caza del bosque cercano: el pato salvaje, la perdiz, el faisán y la liebre en el otoño. El ciervo y jabalí, hasta finales de febrero. En primavera y verano, en su terraza pueden disfrutarse ensaladas, verduras, embutidos, quesos y todo lo que uno pueda imaginar.
Al estilo del Rey Sol. Y de un gran palacio a otro. Tal vez el más importante de Francia y quizás del mundo. Naturalmente se trata de Versalles, cuyos orígenes se remontan al siglo XVII, que fue sucesivamente un pabellón de caza, un lugar de poder y desde el XIX, el museo del siglo. El conjunto compuesto por el parque, los jardines y los castillos de Trianon, ocupan 800 hectáreas. Fue residencia y lugar de su muerte de Luis XIV, el Rey Sol, que reinó durante 72 años (murió a los 77). Además de la visita a sus salas, jardines y fuentes, todos los sábados de verano, con la puesta de sol, los jardines y arboledas de Versalles cobran vida. Después de la Serenata Real, del paseo musical por los Aposentos del Rey y la Galería de los Espejos, resulta muy agradable pasear por los senderos de los jardines. Tras adentrarse en los bosques, hay que dejarse sorprender por los juegos de luces y música con la puesta en marcha de las fuentes. También se ofrecen espectáculos como conciertos, óperas, ballets y fiestas en lugares tan prestigiosos como la Capilla y la Ópera Real, los jardines del castillo o la Galería de los espejos
A 10 kilómetros de Versalles y 28 de París se encuentra el Golf National uno de los mejores campos de Francia, donde se disputa el Open de Francia desde 1991 y que acogerá la Ryder Cup en 2018. Tiene dos recorridos de 18 hoyos y uno de 9. L´Albatros, par 72, se caracteriza por sus impresionantes obstáculos de agua, grandes bunkers y calles estrechas; mientras que l´Aigle, par 71, tiene un carácter más británico.
Naturaleza, cultura y, por supuesto, golf. Castillos de todos los estilos, pueblos encantadores, paisajes pintorescos… El Parque Natural Regional de la Haute Vallée de Chevreuse guarda sus tesoros para los amantes de la naturaleza, la cultura y el deporte. Entre pequeño patrimonio y grandes recuerdos históricos, es un viaje al corazón de un territorio cubierto por el bosque. Entre sus tesoros destaca el Château de Rambouillet, residencia de verano de los presidentes de Francia y usado para recepciones oficiales. Aunque el castillo está cerrado hasta septiembre por obras de restauración, pueden visitarse la Lechería de la Reina y la Cabaña de las Conchas, además de sus jardines.
Muy cerca, hay dos buenos campos de golf, el exclusivo Golf Courson-Stade Français que ofrece cuatro recorridos de nueve hoyos que permiten hacer seis circuitos distintos de 18. Su diseño es el típico de Robert Von Hagge quien ha modelado el terreno para conseguir calles aisladas unas de otras, relieves, hierbas altas, árboles y greens ondulados que hacen referencia al borde del mar. Por su parte el Golf del Yvelines está ubicado en el corazón de un parque arbolado de 90 hectáreas. El castillo de Couharde, la casa club de golf, que data del siglo XVII, está rodeado por dos campos de golf, The Oaks de 18 hoyos y Les Tilleuls de nueve hoyos. Y para celebrar el partido, nada como acercarse a la Abadía des Vaux de Cerneay, del siglo XII que es museo y hotel y posee un buen restaurante gastronómico, La Table du Prieur, con menús entre 32 y 85 euros, donde disfrutar algunas de sus especialidades como Foie Gras de pato al natural, el rodaballo salvaje o el lomo de cordero para terminar con las imprescindibles Crêpes Suzette.