José María González – Alcalde de Cádiz
Fíjense hasta qué punto tuvo que labrarse su futuro Alcalá Del Valle que quien preside su plaza es la estatua de un emigrante. Un emigrante anónimo que representa a su pueblo. Un emigrante de manos curtidas, con una maleta a un lado y un petate sobre el hombro. Un emigrante de mirada perdida. Un emigrante… Y todo lo que eso conlleva.
A ustedes nunca os regalaron nada. Nunca. Porque ustedes, vecinos y vecinas de Alcalá, lleváis una vida entera construyendo vuestro futuro con la espalda y los sudores. Una vida entera trabajando la tierra, recogiendo las fresas y las aceitunas, con la rutina de marchar a Francia, regresar y volver a ir.
A ustedes nunca os regalaron nada. Ni tampoco pedisteis lo que no os correspondía. Porque el mundo se divide en dos, como escribió Manrique, “los que viven por sus manos y los ricos” y ustedes, hermanos y hermanas de Alcalá, sois de los primeros.
Porque detrás de esta realidad tan dura nos encontramos otra que no es menos. Nos encontramos los recortes en la sanidad, la ausencia de un hospital público en toda la Sierra de Cádiz, la presencia de una sola ambulancia para todos los municipios, la falta de personal y la infrafinanciación en los medios sanitarios para toda Andalucía.
Por eso tus lágrimas Rafael (Aguilera), alcalde, las siento como propia. Lágrimas de impotencia, lágrimas de una soledad que sólo conocemos quienes nos entregamos en cuerpo y alma al municipalismo desde un Ayuntamiento que por más que se estire hay veces que no llega ante la falta de medios y la disminución de recursos. Quienes lidiamos con una Junta que desconoce los rostros de a quienes nos debemos y, por tanto, sus necesidades. Estás siendo ejemplo compañero, qué orgullo compartir trinchera contigo.
Y por eso también los abucheos y los insultos de quienes reciben a quienes huyen del virus y la muerte se clavan como un cuchillo. Se sienten como propios. Porque ni imaginan lo que se esconde detrás de esas miradas ancianas. Porque no saben cuantas horas de sol y campo hay tras las arrugas de cada una y cada uno. Y encima ahora -precisamente ahora- cuando debemos mostrar la solidaridad entre la gente de abajo, nos echamos tierra encima.
Precisamente ahora que repetimos e insistimos que solo el pueblo salvará al pueblo. Precisamente ahora que nuestros referentes somos nosotros mismos. Quienes se baten en un hospital, quienes limpian las calles, quienes reparten alimentos y cuidados y quien como alcalde es capaz de colocarse una mascarilla, unos guantes y combatir un virus que nadie sabe dónde se esconde. Quienes, en definitiva, prefieren sembrar cariño, como los vecinos de la Línea que frente al miedo pintan de colores una frase: “También sois nuestros abuelos”, para dar la bienvenida y la acogida.
Así que paisanos y paisanas, así que alcalde sabed que saldremos de esta, que lo haremos juntos. Porque si alguien conoce lo que es enfrentarse a un presente incierto, a resistir y vencer es el pueblo de Alcalá Del Valle. Un pueblo de Alcalá que escribió su pasado y, qué duda cabe, escribirá su futuro.