El día 8 de marzo se conmemora el día Internacional de la mujer.
Decir que sin duda en los últimos años la mujer ha ido conquistando una gran parte de sus derechos olvidados es algo evidente, aunque aún queda mucho camino por recorrer y para eso, estas celebraciones anuales del 8 de marzo.
Los colectivos feministas que funcionan en muchas partes de España y otros muchos colectivos sociales que las apoyan, trabajan día a día para conseguir esa equiparación de derechos entre hombre y mujer, esa igualdad entre sexos tan necesaria en nuestra sociedad.
Pero yo quiero fijarme en la situación de la mujer en la Iglesia, donde los derechos de la mujer brillan por su ausencia. Es un colectivo digamos, olvidado para el resto de la sociedad.
Colectivos cristianos de mujeres como «Dones en L’Esglesia», de Cataluña, vienen, desde hace años ,reclamando que haya igualdad entre hombres y mujeres en la Iglesia. Se quejan, con razón, que las mujeres colaboran en muchísimas tareas, pero que todos los cargos importantes y de dirección son masculinos: sacerdotes, obispos, cardenales, papa…
LCWR es una asociación de religiosas de EEUU que agrupa a unas 1500 responsables de todas las órdenes de religiosas del país. Tuvieron sus fuertes enfrentamientos con el anterior papa Benedicto XVI porque las consideraba- entre otras cosas- que ejercían un «feminismo radical».
Curiosamente hace unos días el cardenal Osoro apoyaba abiertamente las reivindicaciones de las mujeres y su huelga anunciada.
Pero nuestra jerarquía no reconoce la marginación que sufre la mujer en la Iglesia, donde sólo se le permite ayudar en la colocación de flores en el altar, y ayudar al párroco en diferentes asuntos (catequesis, caritas…) pero donde ellas no tienen ninguna capacidad de decisión ni ejercen responsabilidades al mismo nivel que los hombres. Los cargos de responsabilidad: diaconado, presbiterado, consejos de pastoral y otros, siempre los ocupan varones.
Pero no sólo esos colectivos de mujeres católicas antes mencionados denuncian la situación de marginación y desigualdad en la Iglesia, recientemente, también un suplemento del periódico vaticano «Observatore romano» titulado «Mujeres, Iglesia, mundo» hablaba abiertamente de «la explotación generalizada de las monjas en la Iglesia Católica con trabajos sin paga o sueldos muy bajos» y denunciaba que «muchas religiosas trabajan como cocineras, limpian o solamente se dedican a servir la mesa a cardenales, obispos y sacerdotes». Y dicen claramente que»Dentro de la iglesia, las mujeres son explotadas».
Es hora de reivindicar, en un día tan señalado como el día 8 de marzo, la igualdad de derechos entre hombres y mujeres también en la Iglesia, de denunciar la marginación, la discriminación de la mujer ¿Por qué no puede haber diaconisas, sacerdotisas o presbíteras, obispas..como en otras confesiones cristianas?
Aunque éstas no deberían ser una pieza más de un sistema clerical y autoritario (antievangélico), como por desgracia aún sucede en la Iglesia, sino que estén al servicio de los más desfavorecidos y sin poder ni privilegios de ningún tipo.
Igualdad entre hombres y mujeres también en la Iglesia.
Juan Cejudo, miembro de MOCEOP y de Comunidades Cristianas Populares