Ya sin suministros ni municiones no hubo otra alternativa. Según el acuerdo podrían salir con sus armas ligeras hacia la provincia de Idlib bajo control rebelde, luego que se retirara la población civil y los enfermos. Desde ya no podemos asegurar que Assad y Putin respeten el acuerdo. Más cuando crecen las denuncias sobre las atrocidades y matanzas que estarían llevando a cabo las “milicias” pro Assad iraquíes y libanesas ejecutando a civiles supuestamente colaboradores de los rebeldes.
La complicidad de los EE.UU, Venezuela y Cuba
Las tropas de Al Assad pudieron tomar la parte oriental de Alepo (rebelde) con apoyo de miles de iraníes, libaneses de Hezbollah y chiitas iraquíes (ambos armados por Irán) y con los criminales bombardeos de la aviación rusa.
Para ello también contaron con la hipócrita complicidad tanto de Estados Unidos, como de la Unión Europea, Turquía y Arabia Saudita, supuestos “defensores” de los rebeldes, pero que bloquearon la entrada de armas a los combatientes de Alepo y dieron luz verde a los bombardeos rusos.
Aunque a muchos luchadores les parezca increíble, también debemos denunciar la complicidad directa de los gobiernos seudoizquierdistas de Venezuela, Cuba y Nicaragua que votaron en la ONU (9/12/2016) con China y Rusia, en contra de una resolución que condenaba los terribles abusos genocidas de Al Assad en Siria. Lamentablemente la izquierda mundial reformista traicionó la causa por la libertad del pueblo sirio y acompañó a los genocidas Al Assad y Putin.
Por eso el heroísmo de los combatientes de Alepo quedará en la historia de las rebeliones. Como el del pueblo que los apoyó. Hay que recordar que desde julio en la parte rebelde vivían cerca de 300 mil personas bajo un bombardeo criminal sistemático.
Las semanas previas a la caída de Alepo
Los días previos a este duro desenlace fueron bien narradas en una nota publicada por Lucha Internacionalista (UIT-CI/Estado español) que señala: “Después de semanas de intensos bombardeos y de meses de un asedio total que impide la entrada de alimentos y equipos médicos, la ofensiva del régimen de Bashar Al Assad y sus aliados (sobre todo la Rusia de Putin y la Irán de Rouhani) se centra en dividir los barrios rebeldes del Este de la ciudad.
El 26 de noviembre empezó el desplazamiento interno de población civil que huye horrorizada del avance terrestre de las tropas leales al régimen buscando refugio en otras zonas liberadas, donde la situación también es desesperada. Hay familias que han optado por hacer huir a sus hijas, conscientes que desde los años 80 las fuerzas de seguridad sirias han usado sistemáticamente la violación de mujeres y niñas como arma de guerra contra la oposición. Ante la complicidad de los Estados Unidos, las potencias europeas, y las regionales, la Alepo rebelde se desangra. Los activistas que hace seis años que informan sobre el terreno dicen que ya no pueden hacer balances de víctimas porque la gente está cansada de contar muertos. Hospitales y escuelas han quedado fuera de servicio. Las imágenes que llegan demuestran que la aviación rusa utiliza Alepo como campo de experimentación de nuevo armamento”.
“Lo que entiendo del silencio de la comunidad internacional es que lo que más les horroriza es la libertad por la que el pueblo de Siria ha luchado tanto y es masacrado. Están intentando dar una lección al resto de pueblos oprimidos de todo el mundo para que no reclamen también libertad”, dice Abdulkhafi Alhamdo, maestro de Alepo.
Médicos por los Derechos Humanos señaló que en los últimos tres años, en Alepo, se registraron 45 ataques contra centros de salud, que obligaron a cerrar dos de cada tres hospitales. Alrededor del 95 por ciento de los médicos también huyeron, fueron detenidos o asesinados, lo que empeoró la crisis humanitaria en la zona.
La lucha no ha terminado en Siria
La lucha no ha terminado, aunque Al Assad y Putín hayan tomando Alepo rebelde. Lo han hecho a un costo terrible, y ya son responsables de uno de los grandes genocidios por los que, tarde o temprano, la dictadura deberá pagar por sus crímenes.
La derrota de Alepo es un golpe a la revolución siria iniciada en marzo de 2011. El proceso está en un cruce de caminos. Pero la rebelión popular contra la dictadura no ha terminado, como lo advierte en un comunicado el propio dictador. Continúa en otras partes de Siria. Sigue habiendo sectores importantes del país en manos de los rebeldes que resisten al dictador, como la provincia de Idlib y otras. Como parte de la solidaridad internacional hay que repudiar tanto los bombardeos sistemáticos contra la población civil como las masacres y crímenes de las tropas de Al Assad y sus aliados sobre el pueblo de Alepo.
Reiteramos las consignas de la UIT-CI de: Abajo Al Assad. Fuera Rusia y sus bombardeos. No a toda intervención de Estados Unidos y la Unión Europea. No al ISIS. Que los gobiernos rompan relaciones con el gobierno de Assad. Por todo eso hay que redoblar la solidaridad internacional con el pueblo rebelde sirio, contra las masacres sobre civiles y contra el genocidio de la dictadura.
Miguel Lamas