No me refiero a un derecho individual de los muchos que nos han erosionado, por decirlo suave, en estos tiempos de gobierno conservador y terriblemente insensible con la gentes. No hablo del derecho a la educación, a una sanidad digna, a la vivienda, a la libertad de expresión, a un excesivamente largo etcétera con el que nos ha regalado Rajoy y compañía. No, no me refiero a ello, en realidad de lo que quiero hablar es de un derecho colectivo. Realmente hablo de un derecho que me acabo de inventar y que no estaría mal que existiese, del derecho de los partidos locales de la ciudad, de Cadiz, sin tener que estar pidiendo permiso a eso que se llama estructuras superiores, provinciales, autonómicas, estatales. No se trata de una especie de cantonalismo de partido, más bien de un cierto nivel de autonomía. Un estatus que permita a las secciones locales gozar de una autonomía razonable, posicionarse en los temas candentes de la política local sin corsés caídos desde arriba. Entiendo que nadie puede aislarse de lo que pasa en el mundo, en otros niveles de decisión, eso es innegable. Pero creo que los partidos pueden y deben opinar y posicionarse con márgenes mayores de los que gozan en la actualidad. Es cierto que mucho de esta situación se basa sobre todo en la comodidad de no tener que ponerse a pensar y a construir posiciones fundamentadas y propias.
En Cádiz sabemos mucho de esto, el principio de correa de transmisión funciona a la perfección en todos de nuestros grupos políticos. Sus decisiones, posicionamientos y proclamas no son más que réplicas, muchas veces ridículas y esperpénticas, de las que se hacen a nivel regional o estatal. Con ser esto un problema, que lo es y mucho, no se trata del esencial porque con talento e imaginación además de firmeza se podría solventar y minimizar, sino que lo peor es que normalmente funciona en el sentido contrario a los intereses de la ciudad. Los trágalas a los que a veces se ven obligados resultan patéticos, sin acritud sea dicho. Mucho de esa opinión que existe entre los gaditanos y gaditanas en el sentido de sentirse abandonados por la Junta de Andalucía, el gobierno de España y no digamos de Bruselas, se debe a que se percibe a todos ellos como ajenos, que imponen decisiones ajenas nuestros intereses y a la contra de lo que necesitamos. Obviamente falta pedagogía y existe demasiada trama de intereses personales entre nuestros responsables políticos, nadie lo duda.
Tenemos que reaccionar, los ciudadanos y ciudadanas de esta ciudad debemos reivindicar un punto de equilibrio entre estar ligados a un proyecto general, andaluz, español y europeo, global también, y a la vez ser capaces de defender los intereses de Cádiz, de nuestros conciudadanos. Recuperar un derecho perdido, autonomía política y de proyecto, no vernos abocados a ser meros corresponsales baratos. Los gaditanos y gaditanas somos ciudadanía y exigimos que nuestros partidos sean autónomos. Dicho de otro modo, que pongan pie en pared y se dejen de contubernios provinciales, regionales, estatales y demás coñas. Sencillo.