Un programa educativo liderado por la UCA mejora la salud de mayores con fragilidad
El estudio del proyecto FRAGSALUD demuestra que una intervención holística mejora el bienestar emocional, social y físico de personas mayores.

Investigadores de la Universidad de Cádiz (UCA) han liderado un programa educativo que ha mostrado mejoras significativas en el bienestar físico y mental de personas mayores con fragilidad. El estudio, realizado en colaboración con la Universidad de Málaga, forma parte del proyecto FRAGSALUD y ha sido publicado en la revista American Journal of Geriatric Psychiatry.
El ensayo clínico, que involucró a 199 personas mayores de 65 años no institucionalizadas, ha confirmado que una intervención educativa centrada en un estilo de vida saludable puede tener un impacto positivo en síntomas depresivos, apoyo social, calidad de vida y rendimiento físico. El estudio abordó la fragilidad, una condición caracterizada por la pérdida de peso no intencionada, cansancio y pérdida de fuerza, que aumenta el riesgo de depresión y reduce la interacción social de los mayores.
Los participantes fueron divididos en dos grupos: uno recibió un programa de intervención que consistió en cuatro sesiones grupales sobre ejercicio físico, nutrición, bienestar emocional y entrenamiento cognitivo, seguido de seis llamadas telefónicas de seguimiento durante cinco meses. El otro grupo continuó con su atención sanitaria habitual. Tras la intervención, los resultados mostraron que el grupo que participó en el programa presentó mejoras sostenidas en todos los aspectos evaluados, mientras que el grupo control experimentó un deterioro en apoyo social y calidad de vida.
Los investigadores destacaron que la intervención fue eficaz y de fácil aplicación, lo que hace que pueda ser integrada fácilmente en los servicios de salud pública para mejorar la calidad de vida de los mayores. Además, subrayaron que las mejoras físicas, emocionales y sociales estaban interrelacionadas, lo que refuerza la importancia de abordar la fragilidad desde una perspectiva integral.
Este estudio demuestra que programas educativos simples, con pocos recursos, pueden tener un impacto duradero y positivo en la salud de las personas mayores, ofreciendo una alternativa viable y efectiva para un envejecimiento activo y saludable.