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Lun. Nov 25th, 2024

Un proyecto de Diputación permite recuperar los restos de dos personas en una fosa de Benaocaz

Un equipo técnico coordinado por el arqueólogo Jesús Román ha recuperado, entre el viernes 6 y el sábado 7 de mayo, los restos de dos personas en una fosa localizada en el término de Benaocaz, en las proximidades de la carretera A-2302 que enlaza la citada población con la localidad de Villaluenga del Rosario. Se trata de la conocida como fosa del Pocito. La intervención ha sido promovida por la Diputación de Cádiz, en el marco de la convocatoria de la Federación Española de Municipios y Provincias para actividades relacionadas con la memoria histórica.

Este enterramiento figura en el mapa de fosas de Andalucía en cuya concreción participó Jesús Román. Este arqueólogo explica que tuvo constancia de dicho enclave en el año 2006, a través del testimonio de Antonio Pérez y de Modesto Barragán, ambos vecinos de Villaluenga. Barragán era cabrero y recordaba como vio, desde una de las laderas que delimitan la Manga, la llegada de dos vehículos que estacionaban en la cuneta. “Llegaron cinco y se fueron tres, y entre medias los tiros”, recuerda Román en relación a los recuerdos del cabrero, ya fallecido.

Los cadáveres fueron protegidos y señalizados por ganaderos mediante un majano, situado a corta distancia de un pozo empleado como abrevadero. El pasado viernes, 86 años después de esta ejecución, se localizaron los huesos por parte de Jesús Román y Antonio Domínguez. Estaban pegados, en disposición norte-sur, y sus cráneos prácticamente se tocaban. Encajonados entre rocas del subsuelo. Los restos serán objeto de un estudio antropológico por parte del antropólogo forense Juan Manuel Guijo quien se desplazó, el sábado, a la fosa del Pocito para la exhumación.

De los restos se obtendrán fragmentos óseos al objeto de determinar su perfil genético y compararlo con muestras de ADN de posibles familiares. En esas tareas de identificación es relevante, de nuevo, la memoria oral. Al respecto, el ex alcalde de Grazalema, Antonio Mateos, ha indicado –en la base de los estudios previos recopilados por Jesús Román- que las víctimas enterradas en la fosa del Pocito pueden ser dos vecinos de Grazalema: concretamente un miembro de la familia reconocida por el apodo de Los Marinos, y un hijo del tío de La Perrita, que fueron asesinados al amparo de los bandos de guerra de 1936.

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