Los jóvenes transgénero necesitan apoyo psicológico de un experto en el ámbito clínico para afrontar los cambios que experimentan
Con motivo del Día Internacional de la Visibilidad Transgénero, los expertos de RECURRA-GINSO, programa especializado en salud mental infanto-juvenil, quieren recordar la importancia de acompañar a los adolescentes en esta etapa en la que no se identifican con su propio cuerpo ya que el riesgo de suicidio se multiplica por 8 en los jóvenes transgénero. Por esa razón, es esencial contar con el apoyo de un experto en el ámbito clínico que conozca casos de primera mano y les acompañe en el proceso. Javier Urra, Doctor en Psicología y Ciencias de la Salud y director del programa RECURRA-GINSO, advierte que más del 20% de los que se han operado con menos de 18 años, quieren volver a su identidad anterior y, por ello, recomienda no recurrir a una intervención quirúrgica hasta cumplir la mayoría de edad.
Muchos jóvenes no se sienten identificados con el género con el que nacieron, y aunque la sociedad intenta ser más tolerante, todavía existen muchos prejuicios que generan grandes dificultades para aceptar los cambios de identidad u orientación sexual de los jóvenes. Esto, unido a lo que conlleva sentirse encarcelado en tu propio cuerpo y experimentar otros cambios propios de la edad, puede provocar problemas de salud mental y convertirse en un factor de riesgo para el suicidio. Según los expertos, se trata de un tema que requiere de un gran apoyo y prudencia, pero siempre junto a tratamiento de psicoterapia de la mano de un experto, y sobre todo, en ciertos casos sensibles que requieren de medicación hormonal. Cuando un joven empieza a identificarse con otro género desde una edad temprana, es esencial apoyar ese cambio biológico, físico, psíquico y social.
Asimismo, el papel de los medios de comunicación es muy relevante. Es importante visibilizar a este colectivo y fomentar la inclusión, pero los expertos advierten que debemos contar con la opinión de profesionales especializados que conozcan bien los estadíos evolutivos de la infancia, que sean expertos en el ámbito clínico y conozcan casos de primera mano. Destacan además que no se debe incitar ni promover el cambio de género para evitar influenciar sobre una decisión tan personal. “Hay una cierta edad en la que los adolescentes pueden tener dudas pero hay que ser muy cuidadosos para evitar confundirlos”, apunta. Por ello, Javier Urra aconseja no recurrir a una intervención quirúrgica hasta cumplir la mayoría de edad, teniendo en cuenta que a veces son irreversibles.
¿Cómo apoyar a un adolescente en estos casos?
La salud mental de estos jóvenes puede verse afectada debido al malestar intenso y al acoso que reciben. La disforia de género -cuando el sexo biológico no coincide con la identidad de género– genera muchos interrogantes y, muchas veces, los familiares no quieren aceptar esa realidad. Sin embargo, los expertos advierten que la familia juega un papel significativo y es fundamental brindar apoyo psicológico durante ese proceso de cambio. Por ello, el seguimiento psicológico longitudinal es indispensable para realizar un diagnóstico fiable y no una evaluación en un momento específico en el tiempo. “Estar de la mano de un profesional, no anticipar nada, intentar entender, escuchar y no culpabilizar en ningún momento es clave”, explica el psicólogo.
“Hay que partir de la base de que durante la adolescencia se experimentan muchos cambios, no siempre se ven bien físicamente y esto genera inseguridades”, añade. En este sentido, el profesional apunta que este colectivo sufre altas tasas de depresión y que los cambios hormonales, físicos y tiroideos también provocan cambios conductuales. Por esa razón, los padres deben abordar la situación con mucho cariño y respeto, fomentando la comunicación. El clínico ha de procurar al menor y a su familia un espacio para expresar sentimientos, emociones, pensamientos y experiencias. Asimismo, es fundamental que el adolescente, sus progenitores o tutores, sean informados de lo que se pretende con la terapia y de los posibles efectos secundarios, así como de los beneficios físicos y psicológicos que se persiguen. No obstante, el diagnóstico ha de ser veraz, garantizar que se mantenga en el tiempo, y el profesional debe trabajar de forma continuada para restablecer ese vínculo familiar donde hay que adaptar las ideas, imagen, y relación construida con un hijo o hija que posee una identidad sentida y vivenciada que no le corresponde.