La Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz invertirá 75.000 euros en una intervención de mejora en el Faro de Cádiz, que contempla el chorreado, la reparación de estructuras dañadas y el pintado de la estructura, la única metálica existente en todo el país.
En las zonas exteriores del faro se intervendrá sobre la estructura, las barandillas, la escala, el suelo de pasarela, las rejas, la puerta, la cúpula y las ventanas.
En el interior se plantea la intervención sobre el soporte de la óptica, los motivos de la cúpula interior, el barnizado de la sala de equipos giratorios, las escaleras y las ventanas.
También se repararán los elementos de la estructura que se encuentren dañados, la puerta de entrada al faro y el balcón.
Durante las labores de ejecución, que tienen un plazo aproximado de dos meses, el faro permanecerá operativo prestando su servicio habitual.
Nota histórica
El Faro de Cádiz posee una importancia histórica comparable a la de la propia Torre de Hércules, ya que se le atribuye al mismo fundador, y porque en sus orígenes el edificio recibió el singular nombre de “Templo de Hércules”, del que diversas fuentes afirman que fue utilizado fundamentalmente como faro.
Existen muchas referencias de geógrafos e historiadores árabes, que lo describían ya desde el siglo XII, como un espléndido edificio de varios pisos, rematado con una estatua dorada y semejante al de Alejandría.
A lo largo de su historia, el Faro de Cádiz ha recibido sucesivos nombres. Uno de ellos fue el de “Torre o Faro de San Sebastián”, por la ermita del mismo nombre que edificaron junto a él los venecianos en torno al año 1400 como muestra de agradecimiento por la ayuda que les prestó el pueblo gaditano a superar la cuarentena, tras la peste que contrajeron durante el viaje.
Más tarde, en 1613, se construyó el Castillo de San Sebastián, que acogía en su interior al propio fario, y que llevó a denominarlo “Faro del Castillo de San Sebastián” durante siglos. Desde entonces, recibió sucesivas modificaciones y reparaciones, hasta que en 1898, el gobernador militar de Cádiz, duque de Nájera, ordenó su derribo, al considerarlo punto de referencia para un posible ataque americano durante la efímera guerra Hispano-Norteamericana.
Una década después, y a 70 metros del primitivo faro, se construiría la nueva torre que hoy ilumina las costas gaditanas. Actualmente, el Faro de Cádiz se encuentra en el interior de aquella fortaleza militar del siglo XVII, en la isla que se une a la ciudad de Cádiz a través de una lengua de arena o tómbola. Proyectado en 1907, fue construido por Rafael de la Cerda (Constructora Gijonesa) y puesto en servicio en 1913.
La torre mide 38 metros de altura y tiene un alcance de 25 millas náuticas, se compone de dos partes, una fija de mampostería y otra constituida por un entramado de hierro desmontable.
El faro está construido con acero laminado y es el único de estructura metálica existente en España. Dispone de lámparas halógenas monofásicas. La óptica actual es la misma que la original: de tipo bivalva seis catadióptricos inferiores y seis superiores.
El nombre de Faro del Castillo de San Sebastián fue sustituido oficialmente en 1914 por el de Faro de Cádiz por la confusión que originaba la existencia de dos faros con eses mismo nombre: el de la provincia de Gerona y el Faro de Igueldo en Guipúzcoa, que también recibía el nombre de San Sebastián por su proximidad al puerto. Posteriormente, en 1994, una Orden Ministerial lo adscribió a la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz bajo su actual denominación.