Las elecciones democráticas tienen un poso de crueldad en su interior, que a veces se destapa a la luz del día, y que se materializa casi siempre en el ataque verbal duro y áspero contra el adversario político. Tiempo electoral, tiempo de batalla y en el amor como en la guerra todo está permitido. Política, amor, guerra y democracia, palabras todas ellas que introducimos en ese boj amplio de conflictos y contraste al que llamamos elecciones. Nada nos libra de una cierta dosis de agresividad, de enfrentamiento, de instinto asesino en estos tiempos en que nos jugamos el poder. Gracias a Dios o a la Historia, ambos en mayúsculas, ya el relevo en el poder no se ejecuta a golpe de cuchillo hendiendo la toga del cónsul. Hoy en España, cuatro grandes partidos o formaciones se lanzan a la batalla electoral con el legítimo objetivo de conquistar el máximo de territorio del poder. Populares, socialistas, podemistas y ciudadanistas van a luchar palmo a palmo, minuto a minuto, militante a militante, voto a voto sin dar cuartel al adversario.
El Partido Popular pretende un nivel de votos que unido al primer puesto en el resultado les recompense con el gobierno de la nación. Su estrategia, otro vocablo de etimología militar, pasa por fomentar la división de la izquierda e ignorar a su espejo en la nueva política, Ciudadanos. Y este partido combatirá en una doble trinchera, con dos frentes a izquierda y derecha con el claro propósito de reclutar en ambos lados. Algo así como la estrategia que empleó Julio César en el sitio de Alesia, fue sitiador y sitiado. Y le fue bien, veremos como le resulta a los ciudadanistas.
La batalla más cruenta se va a dar en el seno de esa izquierda dividida, ¿alguna vez no lo estuvo?, y será la batalla por la hegemonía, por ver quien va a liderar bien la oposición o el gobierno en los próximos cuatro años según que equilibrios resulte en eso que llaman el eje izquierda derecha. La absorción de IU por parte de Podemos parece que está funcionando en términos matemáticos y eso les hace parecer como los presuntos ganadores de esta batalla en particular. El Partido Socialista está reorganizando sus filas a toda prisa y sobre todo tratando de reconstruir la unidad en su interior, una unidad muy deteriorada. ¿Llega a tiempo esa imagen de unidad que tanto Pedro Sánchez como Susana Díaz, con otros barones, intentan lanzar en este comienzo de campaña? Lo veremos el 26 en la noche y de momento no conviene minusvalorar una organización muy veterana en esto de las batallas electorales, de hecho es quien ofrece un historial bélico más cargado de victorias.
Este es el panorama de lo que viviremos en los próximos quince días, a grandes pinceladas y en términos bélicos. Todos los contendientes se juegan mucho en términos de quién será quién los próximos años, quién dará órdenes y quién se tendrá que conformar con sobrevivir. Una contienda que comienza con una orden común a todos los partidos, las cornetas llamarán los militantes y simpatizantes a entrar en acción con el toque de a degüello. Nos tememos que habrá pocos prisioneros.