Su origen podría haber sido un lugar de culto o santuario, donde el agua jugaba un papel fundamental debido al enorme número de estanques, fuentes y cisternas creadas y fusionadas con el entorno natural
Un grupo multidisciplinar de investigadores de la Universidad de Cádiz, dirigido por el catedrático del área de Historia Antigua y coordinador de la Unidad de Geodetección de Patrimonio Histórico de la UCA, Lázaro Lagóstena, trabaja en descifrar el complejo hidráulico, de época romana, localizado en la Sierra de Aznar, al sudeste del término municipal de Arcos de la Frontera.
Según han podido comprobar los expertos, este espacio cuenta con una piscina de dos millones de litros de capacidad, además de con una amplia red de cisternas, decantadores y fuentes, que se complementan con una decena de terrazas perfectamente integradas en un paisaje natural de aproximadamente 20 hectáreas. Esta construcción hidráulica, que data del siglo I antes de Cristo, podría ser una infraestructura similar a los santuarios o ninfeos, debido a la simbiosis que se produce entre naturaleza y paisaje antropizado (paisaje transformado por el hombre en un medio), ya que recuerda a “monumentos romanos vinculados a grutas naturales que se decoraban para servir como lugar de culto y como suministro de agua”, recuerdan.
Esta hipótesis de partida ha cogido mayor fuerza, tras los primeros resultados obtenidos por los investigadores de la UCA, mediante vuelos de dron que se han llevado a cabo sobre la zona con el objetivo de conseguir una fotogrametría completa de este espacio. Después de esta toma de datos, se ha podido constatar que el posible ninfeo de la Sierra de Aznar tiene en su parte más alta una gran piscina cuadrada de 25 metros de lado y unos seis metros de profundidad, zona a la que solo se puede acceder por una grieta de su vetusto muro de hormigón. Este estanque podría ser “el más grande conservado en la Bética romana” y se cree que “tomaba el agua de una gruta y de una estructura circular superior antropizada que corona la sierra. De ahí, se bifurcaba por un juego de cisternas y fuentes, que bajaban por la ladera y que posiblemente estarían recubiertas de mármol, entre las que destaca un decantador o piscina limaria que se conserva en la mitad de la bajada”, como explican los investigadores.
Además de la fotogrametría terrestre y aérea, los trabajos han avanzado en la delimitación espacial de precisión del yacimiento mediante prospección superficial y el procesamiento GIS (Sistemas de Información Geográfica) de la información tomada en campo. De esta forma, estos restos arqueológicos se han incorporado a la nómina de enclaves históricos relevantes que está siendo estudiada por la UCA y su Unidad de Geodetección, mediante la aplicación de las últimas tecnologías de investigación no invasivas. En esta zona, “esperamos desarrollar, en campañas venideras, diversas fases de investigación, que permitan conocer la integridad histórica, arqueológica y funcional del enclave con la menor alteración posible del mismo gracias al uso de estas tecnologías”, matizan los expertos de la UCA.
Esta infraestructura hidráulica se sitúa en las inmediaciones de una zona identificada como el municipio romano de Calduba. Algo que ha hecho que “durante años, el yacimiento se haya asimilado como una ciudad o población sin mayor base científica”. No obstante, para los investigadores de la UCA “tal vez no fuese una ciudad, aunque viviese gente. En la época altoimperial (siglo I a.C.) se llama municipios también a lugares que podría ser centros administrativos, puntos de encuentro cívico en núcleos rurales”, como explica el catedrático Lázaro Lagóstena.
Este yacimiento ya había sido objeto de estudio por el grupo de investigación HUM 240 –Patrimonio Histórico de Andalucía en la Antigüedad en el marco de varios proyectos de investigación dedicados al agua en la Bética romana y está parcialmente excavado, “aún nos queda muchísimo trabajo por hacer en este entorno. Esperemos que pronto podamos interpretar adecuadamente estos restos y llevar a cabo una reapertura del yacimiento para que todos los ciudadanos conozcan este lugar y su historia de forma adecuada”.
El profesor Lagóstena ha indicado que “ha sido el interés por parte del Ayuntamiento de Arcos de la Frontera por conocer con más detalle el yacimiento, su delimitación y configuración, así como la singularidad de algunos de sus estructuras emergentes, lo que ha motivado la implicación de la Universidad para la realización de una serie de trabajos mediante metodología de investigación no invasiva”.