El año 1890 fue especialmente duro en España en relación con la salud, ya que se desarrollaron tres epidemias: gripe, cólera y viruela.
Pues bien, en este trabajo nos acercamos a la denuncia de los socialistas en relación con el cólera en el verano de 1890 a través de las páginas de El Socialista.
Las cuestiones de la higiene y la sanidad fueron preocupación constante del socialismo español desde sus inicios, pero desde una perspectiva distinta a la que los higienistas planteaban ante el evidente problema que había aparecido con los profundos cambios socioeconómicos producidos por el complejo proceso de industrialización, y crecimiento urbano, como muy bien nos ha explicado Ricardo Campos en un trabajo esclarecedor. Frente a la idea de que la falta de higiene y la extensión de la enfermedad era un asunto personal, es decir, achacable a los propios obreros por sus formas de vida, el socialismo español planteó que esos problemas no eran responsabilidad de los trabajadores, sino del capitalismo y de las relaciones de producción que había establecido: bajísimos salarios, jornadas laborales interminables, centros de trabajo sin higiene, y viviendas insalubres con altísimos niveles de hacinamiento, etc.
En este sentido, por ejemplo, habría que enmarcar también el debate sobre el alcoholismo de la clase trabajadora. En este contexto hay que enmarcar la denuncia que se hizo desde la sección “La Semana Burguesa” de El Socialista sobre lo que estaba pasando con la epidemia del cólera.
El periódico obrero se hacía eco de la cuestión del cólera a raíz de las denuncias que la mayoría de la prensa había hecho sobre la ineficacia del Gobierno para frenar la epidemia. Pero el socialismo español consideraba que este no era el problema, sino otro para que se diera con tanta fuerza el cólera, y no era otro que el de la falta de higiene en la que vivía la mayoría de la población. Esa era la causa del inicio y desarrollo de la epidemia. Y esa falta de higiene era originada por el régimen social que se padecía, contrario a la conservación de la vida. Los socialistas consideraban que era ridículo pretender que un grupo de medidas superficiales sirviese como profilaxis contra males que encontraban un terreno abonado para arraigar. En conclusión, el sistema económico capitalista provocaba graves problemas de higiene, especialmente, en relación con la vivienda.