Una de las cosas que me ha permitido esta aventura de Cadiznoticias es volver a asistir a los partidos de los equipos gaditanos. Mi relación con el deporte como espectador a algunos les puede parecer extraña. Soy incapaz de ver un partido por la tele salvo grandes acontecimientos pero me encanta desde muy pequeño asistir en vivo. Cuando era un niño solía acudir en burro a El Rosal los domingos por la mañana para ver los partidos de la cantera. La figura del burro les puede parecer inverosímil pero en aquellos años de principios de los 90 aunque no era algo frecuente tampoco era tan chocante. Aquel Rosal, con un campo de cesped y un par de ellos de albero, no era el de ahora. Sin gradas, viendo los partidos de pie apoyado en una valla que un día fue verde, con la caseta de los vestuarios a la espalda y un bar en una choza de lata donde hasta Chicote hubiera claudicado.
Ya en mi juventud, cuando pasé de la tracción animal al motor, incluí el Pabellón Portillo, al que tanto hecho de menos, en mis correrías deportivas. Ya fuera el Virgili, el Cádiz Fútbol Sala o el Gades de balonmano no era raro verme en el graderío en una época en la que estaba consentido, no permitido, fumar en el pabellón.
Como no era selectivo a la hora de elegir el encuentro nunca tuve la oportunidad de saber quienes eran los jugadores y la mayoría de las veces tenía que esperar al día siguiente para ver en la prensa quien el nombre y la procedencia del equipo rival. Ahora se puede consultar al minuto el acta de casi cualquier partido con sus alineaciones y goleadores pero en aquellos tiempos en que Youtube estaba naciendo y Facebook no estaba ni en la mesa de proyecto no era tan sencillo. De aquella época sólo conocía a Antonio del Río y a José Ignacio, entrenador y jugador del Gades de balonmano porque era el deporte que practiqué en el colegio.
Es por todos estas vivencias, por todos esos ratos disfrutando de un deporte escaso de seguidores, por lo que veo con intranquilidad el afán del Cádiz Club de Fútbol por acaparar tantos clubes dentro de su estructura, o al menos incorporarlos en su marca. Intranquilidad porque históricamente el Cádiz Club de Fútbol siempre ha visto como una amenaza el que otro club gaditano sacara la cabeza más de la cuenta. Cuando hace unos años el desaparecido Deportes Romero ascendió a Tercera División recibió todas las zancadillas posibles por parte de la entidad cadista hasta el punto que en parte contribuyeron a la desaparición del club. Me cuesta mucho imaginar que en Carranza vean con buenos ojos, por poner un ejemplo, un hipotético ascenso de Virgili a Primera División. Recibir en Cádiz a clubes como el Fútbol Club Barcelona, el Inter Movistar o El Pozo Murcia puede provocar un trasvase de aficionados que dudo mucho que la entidad cadista vaya a permitir.
Sinceramente tampoco veo que los acuerdos alcanzados beneficien claramente a los clubes modestos. Es posible que reciban algunos espectadores más y que tengan algo de presencia en los medios de comunicación del Cádiz Club de Fútbol. Pero volviendo al caso del Virgili por ser el que más temporadas lleva como socio cadista. Ni siquiera pueden permitirse cobrar una entrada por acudir a los partidos ni el Cádiz Club de Fútbol ayuda económicamente en casos de necesidad. La temporada pasada el club panadero consiguió ascender a Segunda División «B» pero no fue capaz de reunir la financiación para poder disputar la temporada y tuvo que renunciar a la plaza. Ni el club cadista, que obtuvo el ascenso a la LFP con lo que eso supone en los ingresos del club, pudo destinar una pequeña parte para ayudar a su socio ni tan siquiera ceder algún patrocinio que permitiera mantener la categoría que tanto costó ganar en la pista.
En mi opinión a los clubes minoritarios les iría mejor si se asociaran entre ellos en lugar de hacerlo con el club grande. Deberían haber formado un lobby que les permitiera obtener la repercusión que persiguen. Una sociedad de modestos les hubiera permitido compartir los gastos de comunicación que tanto ansían y comunicar mejor. Y lo más importante, les hubiera dado fuerza para presionar al Ayuntamiento y conseguir que Onda Cádiz retransmita los partidos que disputan. Para el crecimiento de un club es imprescindible aglutinar una masa social que acompañe al equipo y no hay mejor forma de conseguirla que entrando en las casas de los potenciales seguidores. Esta ciudad no puede permitirse perder el capital deportivo que tiene. Los acuerdos firmados en desigualdad nunca han favorecido a ambas partes. Solo espero que el apretón de manos de hoy no se convierta en abrazo de oso mañana.