Ambas entidades centrarán su colaboración este año en ensayar alternativas biológicas, herbicidas ecológicos en la agricultura y transferir la experiencia a zonas urbanas
La Diputación de Cádiz y la Unión de Agricultores y Ganaderos, COAG-Cádiz, han firmado un convenio de colaboración que permitirá continuar la investigación contra las plagas en los cultivos de la provincia mediante prácticas sostenibles. Las dos entidades continúan así sus esfuerzos por promover el desarrollo sostenible del medio rural, ya que consideran que las prácticas ecológicas en la actividad agraria constituyen una alternativa viable en las explotaciones.
Además, las acciones que se van a llevar a cabo en el marco del citado acuerdo tienen una incidencia directa tanto en la salud ambiental como en la sanidad alimentaria, tal y como se resalta desde el Área de Transición Ecológica y Desarrollo Urbano Sostenible, promotora del convenio con COAG-Cádiz. En este sentido, se resalta que esta actuación responde al compromiso de la Diputación de conservar y poner en valor los recursos naturales, así como promocionar el desarrollo sostenible y la lucha contra el cambio climático en todos los sectores vinculados al medio ambiente en la provincia, entre ellos, sectores tan importantes como el de la agricultura en general y el de la viticultura, en particular.
Con este fin, la administración provincial aportará 40.000 euros con los que la organización agraria llevará a cabo tres iniciativas relacionadas con la lucha biológica.
En concreto, esta edición prestará especial atención en ensayar alternativas naturales para hacer frente a las enfermedades de la madera de la vid provocadas, muchas de ellas, por hongos patógenos que afectan a las partes leñosas de la planta (raíces, tronco y ramas) y que afectan al desarrollo vegetativo, la producción de racimos y la vida útil de la cepa. De forma tradicional, se han utilizado compuestos de cobre y azufre como tratamiento preventivo y curativo en las viñas. No obstante, el cobre es una sustancia “candidata a la sustitución”, tal y como recoge la ‘Lista comunitaria de sustancias activas aprobadas, excluidas y en evaluación comunitaria, sustancias de bajo riesgo, sustancias candidatas a la sustitución y lista de sustancias básicas’, publicada por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Al igual, existe demanda por parte de los agricultores ecológicos para que se aporten alternativas válidas para el tratamiento de éstas y otras enfermedades fúngidas, agravadas en los últimos años por el cambio climático.
Por otro lado, se llevará a cabo un ensayo para analizar las alternativas naturales al glifosato como herbicida en zonas urbanas. De esta forma, trata de darse respuesta a la creciente preocupación por el uso de productos fitosanitarios de síntesis utilizados para la eliminación de plagas y las hierbas adventicias (las mal llamadas “malas hierbas”).
La última de las tres líneas de investigación tiene que ver con la transferencia de conocimientos adquiridos en los ensayos de lucha biológica en cultivos agrícolas para su aplicación en el arbolado y plantaciones ornamentales de uso urbano.
Cabe recordar que en la pasada edición, en el marco de este proyecto, se llevaron a cabo 5 líneas de estudio, que el nuevo convenio permite continuar, completar y reforzar:
1. Alternativas naturales al uso limitado de los tratamientos fungicidas con compuestos de cobre y azufre en viña ecológica.
2. Evaluación, seguimiento y monitoreo de las plagas Cryptobables gnidiella (detectada en la campaña del año 2020) y Lobesia botrana (polilla del racimo), así como la relación de los daños provocados por la Ceratitis capitata en la producción y calidad de la uva.
3. Lucha biológica en cultivos hortícolas (cucurbitáceas) en invernadero para prevenir enfermedades víricas.
4. Lucha biológica en cultivos ecológicos de cítricos y aguacate, para el control de plagas relacionadas con la merma de calidad de los frutos.
5. Alternativas naturales al uso de glifosato como herbicida en la agricultura.