Lamentable, odioso y criminal son algunos de los adjetivos que merecen las amenazas que contra su persona, de muerte incluso, ha recibido el alcalde de Cádiz. Lo primero que hay que decir, alto y claro, que en esta ocasión todas y todos estamos con el alcalde de nuestra ciudad, se le haya votado o no, se esté de acuerdo o no con sus políticas y nos caiga mejor o peor su forma de ser y de comportarse. Es inaceptable que existan comportamientos así en una sociedad que aspira a ser democrática plenamente y en todos sus niveles. Lo triste es que no es un caso único, en Jerez en estos mismos días se han realizado pintadas amenazantes para con una concejala y con la alcaldesa de la ciudad en su propia casa. También podríamos remontarnos al desequilibrado que golpeó al Presidente del Gobierno en la pasada campaña electoral como otro ejemplo más de a donde no debe llegarse.
Y no hay excusa, de ningún tipo ni en ningún caso, para que se amenace o se agreda a un ciudadano en virtud de su cargo público o su actividad política. Si se amenaza al alcalde se nos amenaza a todos. Estamos en un momento político en nuestro país en el que arrastramos desde hace ya demasiado tiempo un exceso de crispación y de indignación. Y si estos sentimientos de indignación pueden y son legítimos en muchos casos, ello no es excusa para que la incitación al odio y a la violencia entre en el discurso político ni se admitan en un marco de convivencia democrática. Una persona elegida democráticamente merece respeto y sólo puede salir de su responsabilidad mediante el poder de los votos, no hay otra manera posible.
Desde Cádiz Noticias nuestra solidaridad con el alcalde. Sólo un reproche, en su comunicado ataca directamente al Partido Popular como responsable en parte de las amenazas, tampoco nos parece que ese sea el camino para garantizar la convivencia democrática. El Partido Popular, grupo por el que este medio no siente ninguna simpatía política como saben nuestros lectores, también ha sufrido en sus carnes la violencia y las amenazas como arma política y no creemos que esté detrás de estas amenazas. Extender a ellos las sospechas no hace ningún favor a la convivencia democrática. Tenemos un tesoro que preservar. La democracia es frágil y, o cabemos todos, o se rompe. Libertad con respeto y legalidad.