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Vie. Nov 22nd, 2024

Ayuntamiento de CádizLa dimisión de Manuel González Bauza era algo que tenía que caer más pronto que tarde. La presión sobre el futuro exconcejal era ya demasiado fuerte. Tanto en San Juan de Dios como en el propio partido no convencían las explicaciones dadas y las voces pidiendo su destitución eran un clamor.

Aún así el desgaste que la dimisión va a provocar en el Equipo de Gobierno será limitado. Fundamentalmente porque el daño que la situación provocaba ya se ha producido y el hecho de dimitir no va a profundizar la herida. Al contrario, en un país y una ciudad en la que se asumen responsabilidades políticas manteniendo el trasero bien aposentado en el escaño o en el despacho podría incluso beneficiar a la formación morada, como ocurrió hace veinte años con la dimisión de Francisco Villarreal por el caso Afanas en el PP.

De todas maneras el asunto aún no ha acabado y habrá que esperar a lo que se extraiga de la comisión de investigación que se aprobó el pasado jueves en pleno. No es de esperar que dicha comisión arroje demasiada luz sobre la gestión de la limpieza. En primer lugar porque este tipo de comisiones rara vez sirven para algo más que para mantener vivo un tema que de otra manera sería sepultado por la actualidad. En segundo lugar porque el PP es el principal interesado en no remover un asunto que le puede salpicar y en tercer lugar porque como dice el dicho, ‘muerto el perro se acabó la rabia’.

Aunque a priori no lo parezca a José María González le ha venido Dios a ver. La dimisión de un concejal que no estaba a la altura de su cargo no debe suponer ninguna merma en el Equipo de Gobierno. A su sustituto, Álvaro de la Fuente, se lo han puesto fácil para estar a la altura de las circunstancias. La única virtud que aportaba Bauza era su conocimiento del consistorio al ser empleado y sindicalista de la casa, pero en el año y medio que ha ostentado el cargo ha demostrado que su experiencia como sindicalista debe haber sido más de bulto que de liderazgo, más de grito en las movilizaciones que de oratoria en la negociación. Si los miembros no electos de una candidatura formaran un banquillo como en el fútbol está claro que el alcalde González hacía tiempo que hubiera agotado los tres cambios y Bauza sería de los que habría corrido camino de los vestuarios.

Lo que más llama la atención de este tema es lo que se ha tratado entre bambalinas. Sorprende que esta decisión no se haya tomado antes de la reprobación en el pleno del jueves sabiendo que tanto el rapapolvo público como la dimisión eran inevitables. Es posible que Bauza haya tensado la cuerda todo lo posible para no dejar el escaño sin obtener al menos el compromiso del alcalde de mantener a su pareja en su puesto de asesora en Diputación, cargo que depende únicamente de la voluntad del primer edil al estar adscrito a un grupo político unipersonal.

Queda por saber si habrá o no remodelación de funciones. Tras el cambio de responsabilidades del pasado verano que quitó peso a la gestión del concejal dimitido es muy posible que no se produzcan cambios inmediatos. Sería sensato encomendar a De la Fuente las mismas delegaciones que tuvo Bauza para ver cómo respira y posponer nuevos cambios para el verano que viene.

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