El colectivo inicia una acción reivindicativa sobre los contenedores de basura en la Bahía de Cádiz
El Consejo Europeo decidió el año pasado permitir el endeudamiento de los países de la zona euro para, según sus responsables, «dotar de los medios necesarios a la Unión para hacer frente a los desafíos creados por la Pandemia del Covid-19». Estos fondos, con un importe máximo de 750.000 millones de euros, supondrán un endeudamiento que cesará en torno al 2026 y cuya hipoteca habría que abonarla en 2058 a más tardar. Es la historia de cómo esclavizarnos hasta la siguiente generación.
Para denunciar esta situación, el colectivo por la justicia climática y social El Brote Rebelde ha realizado una pegada de carteles sobre contenedores de basura en varios municipios de la Bahía de Cádiz para sintetizar gráficamente este «circuito de la degeneración». Ante la nueva crisis climática y sanitaria debemos decir basta: hay que decir la verdad sobre estos fondos. Empecemos rompiendo el circuito de la degeneración de los fondos Next Generation EU. Estamos ante una deuda ilegítima y como tal debemos negarnos a pagarla y, por supuesto, a no asumir ni un sólo recorte.
El endeudamiento será con bancos como Santander, La Caixa, BBVA, Bankia o Sabadell. Éstos prestan el dinero con intereses y exigen una serie de garantías de devolución a los Estados, sin asumir ningún tipo de riesgo ya que tienen como aval deuda pública. Los países se comprometen a hacer reformas que supondrán el deterioro de los pocos servicios públicos que nos quedan. Nuevas medidas de austeridad que ya conocemos, ya que esta operación no servirá para implementar mejoras en la sanidad ni en la educación públicas, ni en el sistema de pensiones, ni un cambio de modelo productivo (energético o alimentario) desde lo público, ni en proteger la biodiversidad y así evitar nuevas pandemias, ni en ayudar a todas las personas que lo están pasando mal. No, parece que la mayor parte será para subvencionar a grandes empresas multinacionales como Repsol, Iberdrola, Cepsa o Petronor, responsables directas de la crisis climática pero que ahora intentan hacerse un ‘lavado de cara verde’, con la excusa de conceder bonos para la transición ecológica.
No parece interesarles mucho que la población esté bien informada de las consecuencias de aceptar estos fondos y decida si los asume con esas condiciones, como tampoco van a preguntar cómo deberían repartirse. Este proceso circular propio del sistema capitalista no es algo nuevo. Desde el siglo XIX llevan usándose las deudas externas como mecanismo de control y esclavización de poblaciones enteras. Los momentos de necesidad sólo son nuevas oportunidades para quienes se enriquecen a costa de la mayoría. Por ello, debemos exigir la verdad sobre estos fondos, no pagar la deuda externa y que devuelvan todo lo robado.