En este trabajo estudiamos la labor legislativa de la Convención, el período más radical de la Revolución Francesa.
Después del asalto a las Tullerías en agosto de 1792 la Revolución entraría en una fase de mayor radicalización. La Asamblea Legislativa suspendió las funciones del rey y se recluyó a la familia real en el Temple. Además, se decidió convocar elecciones con sufragio universal para elegir un nuevo parlamento, la Convención, que se formaría en septiembre de 1792. La composición de la Convención fue la siguiente: unos doscientos diputados jacobinos, ciento ochenta girondinos y una nutrida fuerza de diputados que se encuadraría en una especie de centro, que oscilaría entre las dos fuerzas. Las dos primeras medidas tomadas fueron la abolición de la monarquía y la proclamación de la república.
La Convención Nacional comenzó con una espectacular victoria contra los prusianos en Valmy, lo que alejó el peligro de París. Era el triunfo de un nuevo ejército, nacional y popular, frente a la profesionalidad de los ejércitos del Antiguo Régimen.
Mientras tanto se agudizó el enfrentamiento entre girondinos y jacobinos. Al final, los segundos se hicieron con el control de la Convención, destacando su principal líder, Robespierre. En enero de 1793 se juzgó al rey Luis XVI, que fue condenado a muerte y guillotinado el 21 del mismo mes, gracias a una ajustada mayoría en la Convención: 387 votos a favor de la pena capital frente a 334 en contra. Este hecho enconó la guerra, y en el interior estallaron revueltas realistas, como la de la Vendée, protagonizada por los campesinos de la región del Loira.
En este artículo nos detendremos en la obra legislativa de este período. En primer lugar, se aprobó la Constitución de 1793, que establecía una república con soberanía popular y sufragio universal masculino. Incluía una Declaración de Derechos más avanzada que la de 1789, en la que se reconocían los derechos al trabajo, a la asistencia, la educación, es decir, novedosos derechos sociales, y el derecho a la insurrección. Se estableció que la igualdad era un derecho natural. El régimen político se definía como república unitaria centralista con un poder ejecutivo formado por un consejo de 24 miembros, controlado por la Asamblea.
Se abolió la esclavitud en las colonias y se aceptó el referéndum como consulta popular para dar legitimidad a las leyes principales, comenzando por la propia Constitución.
Por otro lado, en esta época se establecieron medidas excepcionales para combatir la traición y la indisciplina en el interior y en el ejército. Es el comienzo del Terror, como instrumento político. Se crean el Comité de Salvación Pública y un Tribunal Revolucionario, que llegaron a suplantar el poder de la Convención y de los jueces ordinarios. La represión política y social envió a la guillotina a los reyes, nobles, clérigos, miembros del Tercer Estado, marginados y enemigos políticos como los girondinos y hasta los propios jacobinos como Danton, y al final, hasta al mismo Robespierre.
En el plano económico, los jacobinos establecieron medidas de intervencionismo para intentar atender a las demandas populares: tasa del pan, es decir, precio regulado del mismo por ley, precios máximos para los alimentos básicos, confiscaciones de bienes y su racionamiento y reparto, anulación de las deudas contraídas por los campesinos con la nobleza, etc..
Otras medidas iban encaminadas a establecer los principios de un mundo nuevo distinto al anterior: calendario revolucionario y organización del culto oficial al Ser Supremo, como sustitución de la religión y la Iglesia católicas.
Estas políticas consiguieron dominar las rebeliones interiores, se obtuvieron éxitos militares y se frenó el caos económico. Pero los métodos empleados por los jacobinos, especialmente el Terror, les hicieron cada día más impopulares. Una vez que los diversos peligros se alejaban, los diputados de la Convención consiguieron deshacerse de ellos a través del golpe de estado de Termidor de julio de 1794.