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Olympe de Gouges: Precursora del feminismo

Por Rosa Freyre Ago 16, 2016 #opinión #Rosa Freyre

Rosa FreyreOlympe de Gouges, nacida con el nombre de Marie Gouze, el 7 de mayo de 1748, en Montauban (Francia) y fallecida en Paris, el 3 de noviembre de 1793, está considerada como una precursora de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, y destacó, durante el tiempo de la Revolución Francesa,  como literata  y política, conocida por ser la autora de la llamada «DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS DE LA MUJER Y DE LA CIUDADANIA», en 1791.

Esta singular mujer, de mente brillante y voluntad férrea, nació en el seno de una familia burguesa y con solo 17 años contrajo matrimonio, concertado, por supuesto, con un hombre bastante mayor que ella, del que tuvo un único hijo, y al quedar viuda, decidió, dada su pobre experiencia con el matrimonio, no volver a casarse.

La vida de Marie u Olympe, como se la conoce públicamente, era del todo normal en función de su posición social, siendo frecuente su asistencia a todo tipo de  eventos de naturaleza literaria en los que tuvo la ocasión de tomar contacto con la élite intelectual de la época. Es gracias a ello que se inicia en la literatura, alentada por su padrino, el poeta Jean-Jacques Lefranc de Pompignan (del que se cree que era su verdadero padre). Es entonces cuando se decide por firmar sus obras con el nombre de Olympe -que era el segundo nombre de su madre- y le añade de Gouges, como apellido.

Sus obras eran habitualmente representadas por diferentes compañías de teatro, a lo largo de toda Francia, entre las que destaca la conocida como «La esclavitud de los negros», que fue publicada en 1792, pero que, dada la intencionalidad de su autora de denunciar la situación de los esclavos negros, fue registrada en el compendio de la Comédie-Française, bajo el nombre de «Zamore y Mirza, o el feliz naufragio».

Por su posicionamiento en contra la esclavitud de los negros fue encarcelada, toda vez que eran muchas las familias burguesas cuya fortuna se debía al tráfico con éstos.

Mas la voluntad y el coraje de Olympe la mantuvieron firme en sus propuestas y fue una de las primeras activistas abolicionistas de su época.

Su activismo social y político la llevó a publicar sendos folletos para el Journal Géneral de France, en los que propugnaba la creación de un impuesto patriótico, que desarrollaría más tarde en su «Letre au peuple» y presentaba todo un programa de reformas sociales.

No obstante, fue gracias a su «Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadanía», la que le dio una gran popularidad, y que se iniciaba con esta frase: «Hombre ¿eres capaz de ser justo? Una mujer te hace esta pregunta».

Su actividad política la llevó a unirse a la causa republicana, posicionándose a favor de los girondinos, siendo encarcelada por ser la autora de una serie de carteles a favor de éstos. Fue condenada, sin tener defensa alguna, a excepción de la que ella misma se procuró, siendo condenada a muerte y guillotinada, el 3 de nombre de 1793.

De la intensa vida de Olympe de Gouges nos han quedado sus obras, feministas y del todo revolucionarias, en las que defiende la igualdad entre hombre y mujer, e incluso el derecho al voto de ésta, el acceso a los cargos públicos, así como a integrarse en el ejército. Fue partidaria de la disolución del matrimonio, mediante al divorcio, y del reconocimiento de los hijos nacidos fuera del matrimonio. E igualmente, se interesó activamente por apoyar a la infancia y a los más desfavorecidos de la sociedad, llegando incluso a proponer la creación de talleres para los parados y residencias u hogares para mendigos.

Famosa es su frase: «La mujer tiene el derecho de subir al cadalso; debe tener también el de subir a la Tribuna».

Y como de muestra vale un botón, he aquí algunos de los artículos que redactó en su antedicha «Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadanía»:

«I.- La mujer nace libre y permanece igual al hombre en derechos. Las distinciones sociales sólo pueden estar fundadas en la utilidad común.

II.- El objetivo de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales e imprescindibles para la Mujer y del Hombre; estos derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y sobre todo, la resistencia a la opresión.

III.- El principio de toda soberanía reside esencialmente en la Nación que no es mas que la reunión de la Mujer y el Hombre; ningún cuerpo, ningún individuo, puede ejercer autoridad que no emane de ellos.

………..

VI.- La ley debe ser la expresión de la voluntad general; todas las Ciudadanas y Ciudadanos deben participar en su formación personalmente o por medio de sus representantes. Debe ser la misma para todos; todas las ciudadanas y todos los ciudadanos, por ser iguales a sus ojos, deben ser igualmente admisibles a todas las dignidades, puestos y empleos públicos, según sus capacidades y sin mas distinción que la de sus virtudes y talentos.

……

XII.-La garantía de los derechos de la mujer y de la ciudadana implica una utilidad mayor; esta garantía debe ser instituída para ventaja de todos y no para utilidad particular de aquellas a quienes es confiada.

XIII.- Para el mantenimiento de la fuerza pública y para los gastos de administración, las contribuciones de la mujer y del hombre son las mismas: ella participa en todas las prestaciones personales, en todas las tareas penosas, por lo tanto, debe participar en la distribución de los puestos, empleos, cargos, dignidades y otras actividades.

….

 XVI.- Toda sociedad en la que la garantía de los derechos no esté asegurada, ni la separación de los poderes determinada, no tiene constitución; la constitución es nula si la mayoría de los individuos que componen la Nación no ha cooperado en su redacción.

…….».

 Asombroso, ¿verdad? No tanto, son muchas las mujeres que han sido grandes  pioneras en los derechos de la mujer. OLYMPE DE GOUGES, una mujer brillante y valiente, fue una de ellas.

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