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Dom. Nov 24th, 2024

Versión 2¿Qué hacer? es el título de un texto de Lenin en el que el político ruso expone cómo debe organizarse un partido revolucionario. Una obra de las más alejadas de esos tochos empirocriticos que solía escribir el revolucionario alma mater de la revolución de octubre. Es sin duda, aunque muchos lo ignoráramos bastante tiempo, uno de sus libros más influyentes porque sin duda la gran mayoría de los partidos en Europa y en España tienen una concepción leninista de su modelo organizativo el llamado centralismo democrático. Una élite elegida de manera más o menos democrática que una vez obtiene el poder orgánico se dedica a dirigir con mano de hierro a la organización política. Si me apuran hasta el Partido Popular obedece a este esquema leninista. Y de ello ni siquiera Podemos se escapa, mucho menos el propio PSOE.

En Cádiz tenemos hoy un ejemplo claro de lo dicho en el PSOE gaditano, la actual dirección obtuvo el poder interno en un congreso local y, de manera casi unipersonal, ha ejercido su programa y sus estrategias bastante a espaldas de las bases. No hay por qué quejarse demasiado, cualquiera otro hubiera obrado de la misma manera. El problema es que en un modelo de democracia liberal y parlamentaria como la nuestra existe otro elemento esencial a tener en cuenta, los resultados electorales que esa élite obtiene. Y es en este aspecto donde la actual dirección política del socialismo gaditano patina. La semana pasada ya indiqué que no sólo lleva varias elecciones perdiendo votos e influencia, es que pasamos del puesto segundo al tercero y a mucha distancia. La dimisión, asunción de responsabilidades, no entra entre sus cálculos más inmediatos. Aguanta en base a breves y minúsculos repuntes de votos sin analizar el dato esencial, que el desgaste del equipo de gobierno municipal es rentabilizado sobre todo por la derecha que encarna el Partido Popular. ¿Tiene sentido seguir por ese camino? me temo que no, opino que es un sendero que nos conduce de nuevo a un ayuntamiento conservador dentro de tres años.

Los socialistas gaditanos nos deberíamos concentrar en la interrogación leninista cara a replantearnos nuestro futuro. De una parte hay que asumir que convivimos con otras izquierdas. Puede que sean más infantiles en su acción de gobierno, hay otro ensayo de Lenin al respecto pero hoy no toca, puede que las tensiones emocionales con ellas no estén generando las condiciones mínimas para converger en un proyecto común de progreso, pero lo seguro es que ni nosotros ni ellos estamos ahora en el camino adecuado. Cádiz es una ciudad en una situación mala, muy mala, que precisa un proyecto vivo e impulsor de mejoras en lo económico, lo social, lo cultural y en el modelo de ciudad.

No voy a opinar ahora de qué deberían hacer las otras izquierdas, tiempo habrá, pero el socialismo gaditano tiene una responsabilidad esencial, la de de reorientar su acción municipal y como partido cara a sociedad gaditana. Recomponer una unidad interna perdida y deteriorada, mostrar otras voces más integradoras social y electoralmente, revisar en intensidad sus propuestas y mensajes, en definitiva cambiar. El cambio que ofrece a la sociedad debe empezar en la casa, en su  interior, nada nos haría más creíbles que ofrecer un mensaje socialdemócrata que sin renunciar a sus raíces históricas devuelva a la gente la confianza en un movimiento, una organización que durante más de ciento treinta años ha estado del lado del progreso, la igualdad y la libertad.

No es de recibo que tengamos que leer, como es el caso de un artículo de opinión en el decano de la prensa local y en el que de forma descarada se nos pide una alianza con la derecha para una moción de censura al actual gobierno local. Hay dos vías posibles. La primera es dejarnos seducir por los cantos de sirena de la derecha gaditana, la que nunca nos dio nada, al contrario nos despreció. La segunda, muy difícil también y nadie lo niega, es reconstruirnos y empezar a demostrar que somos una izquierda responsable, fiable, sólida que tiene un proyecto claro para Cádiz. Y que este proyecto puede y debe ser compartido con las otras izquierdas. Cádiz lo necesita, los gaditanos y gaditanas lo merecen. Lo dicho, no es un camino de rosas ni mucho menos, pero es el nuestro.

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