Siguen los despidos en el Obispado de Cádiz-Ceuta. Esos despidos que ellos hasta ahora habían negado que se produjeran y que ya no han tenido más remedio que reconocer, en este caso, alegando motivos económicos.
Ayer, convocado por el Grupo Cristiano de Reflexión-Acción, tuvimos una reunión a la que asistieron 23 personas para tratar como único punto del orden del día estos despidos. Reunión a la que asistieron varios de los despedidos y pudieron exponernos las circunstancias de sus despidos.
Allí recogimos amplia información sobre cada uno de ellos que por respeto a los afectados no voy a exponer aquí.
En síntesis y de modo general se quejaban de las formas en que se les comunicó sus despidos en el mes de Enero a todos ellos que llevan trabajando en Caritas muchos años y extrañados porque a 5 trabajadores que terminaban su contrato en Diciembre se les renovó sus contratos por dos años.
Parece lógico que, sabiendo que tenían que despedir a 4 algunos días después, no les hubieran renovado y hubieran mantenido a los más antiguos sin tener que despedirlos.
También deberían haber tratado con los representantes legales de los trabajadores, o con los trabajadores en su conjunto, estos problemas económicos que obligan a despedir a algunos de ellos y estudiar en común la forma de poder buscar una solución. No se ha dado este diálogo con los trabajadores, sino que se les ha impuesto el despido de ellos desde la dirección de Caritas de modo unilateral.
Según los informes económicos tomados de la página de Caritas de Cádiz, estos han sido los ingresos en los últimos años ( último año que presentan es 2016. Desconocemos por tanto el resultado de 2017). Son éstos:
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Hay que destacar que en estos recursos de Caritas, aunque no se dice explícitamente, deben estar las aportaciones que la Conferencia Episcopal hace a las Caritas diocesanas. Unas aportaciones que, en el período más duro de la crisis (de 2011 a 2014) sólo fueron de 21 millones, un 2,12% del total recibido en ese mismo período en concepto del IRPF que fueron 992,4 millones.
Hay que exigir a la Conferencia Episcopal que, para evitar estos despidos traumáticos de sus trabajadores, que además repercuten de modo directo en las personas más necesitadas, dediquen más aportaciones a las Caritas. Un 2% es una cantidad muy ridícula.
A mismo tiempo desde Caritas Cádiz deberían preguntarse a qué se debe esta bajada de ingresos.
Si se están tramitando bien las subvenciones a los organismos públicos o no. Si las aportaciones de los donantes han bajado y por qué…
El Ayuntamiento dijo hace un tiempo que el Obispado no había solicitado formalmente en tiempo y forma requeridos, como se les pide a las demás organizaciones de la ciudad, ninguna subvención para el Centro Luz y Sal de las personas sin hogar.. El cierre de Luz y Sal no se le puede achacar al Ayuntamiento, sino a la mala gestión del equipo económico de Caritas que debió solicitar debidamente la subvención.
Decir que, mientras se despide a estos 4 trabajadores, se nombra a un nuevo Secretario General con un sustancioso sueldo.
Entiendo que Caritas debería reconsiderar el despido de estas personas y readmitirlas, al tiempo que comience un período de diálogo con el personal para ver entre todos la forma de poder solucionar los actuales problemas económicos de la entidad como hacen no pocas empresas con sus trabajadores.
Nunca, esa postura tan dictatorial, tan poco justa, con unos trabajadores que han dedicado muchos años de su vida a trabajar para poder ayudar a los más necesitados.
Además: ¿qué imagen está dando nuestra iglesia diocesana?
La imagen que se dá es como la de una empresa, una mala empresa, con estilo neoliberal: «Obispado de Cádiz y Ceuta S.A».
Creo que Caritas promueve el día del trabajo decente. Estas actuaciones lo contradicen. Francisco hablaba en Octubre pasado sobre los despidos y decía:
«Debemos recordar siempre la dignidad y los derechos de los trabajadores, denunciar las situaciones en las que se violan estos derechos, y contribuir a un auténtico progreso del hombre y de la sociedad».
Esperamos de nuestra Iglesia diocesana que se impregne de este espíritu que Francisco nos viene marcando y se aleje del estilo de una empresa neoliberal.
Juan Cejudo, miembro de MOCEOP y de Comunidades Cristianas Populares