Las razones para solicitar un préstamo personal son muchas. En un momento determinado se puede necesitar dinero para cubrir gastos relacionados con la salud o los estudios. También se suele pedir un crédito para pagar reformas en la vivienda, invertir en un proyecto de negocios, comprar un coche o simplemente irse de vacaciones.
El problema no es pedirlo y obtener el dinero. Las dificultades vienen cuando llega la hora de pagar, debido a las condiciones establecidas en el contrato y a las circunstancias propias que el solicitante no tuvo en cuenta cuando adquirió el compromiso.
Para evitar caer en situaciones de morosidad, impago o en el penoso extremo de verse en un tribunal, lo mejor es seguir estos consejos:
1.- Acudir con los profesionales
No se debe asumir un compromiso de este tipo sin pedir la asesoría de un experto en finanzas. Un profesional en materia económica es la persona más indicada para analizar la situación real del solicitante, su capacidad de pago y las circunstancias generales que favorecen o estarían en contra. Inclusive, podría sugerir alternativas de financiación diferentes antes de recurrir a la deuda.
2.- Comparar antes de decidir
No necesariamente es el banco favorito el que tiene los préstamos con las mejores condiciones. Hay muchos entes financieros en perfecta capacidad de facilitar el dinero con muy buenas tasas y en plazos bastante convenientes. Lo más fácil es usar un comparador como AskFinancer España, que en un solo sitio web tiene una lista de las agencias con sus diferentes productos financieros.
Por lo general, los bancos son más burocráticos y exigentes, pero sus intereses son más bajos y los plazos más largos. En cambio, otras entidades financieras son más rápidas, ofrecen mayores facilidades, entregan el dinero en tiempo récord, pero sus intereses son significativamente más elevados y los plazos de pago más cortos. Esto se debe a que los primeros están respaldados por el Banco de España y están protegidos en caso de impago. En cambio, el resto de las entidades financieras están apostando su propio capital.
¡Cuidado con los cantos de sirena! Son asesores y prestamistas que se dedican a hacer ofertas engañosas. Estas personas no dudarán en hacer un préstamo sin garantías, cero intereses o cualquier otra cosa que sirva para convencer, pero que resulta mucho más caro que cualquier crédito que se pueda asumir con el banco. Algunos clientes, después de sacar sus cuentas, se han percatado de que han pagado más de dos veces el capital inicial cuando finalmente se logran zafar de la deuda.
3.- No pedir más de lo que se necesita
Es importante recordar que al dinero que se pide (capital) se le añaden otros costes como intereses, comisiones y otros gastos administrativos que se tienen que pagar cada mes. Cuanto más dinero se otorga, mayores son los intereses, y teniendo en cuenta la crisis económica que desde hace algunos años se vive en España, lo mejor es ser prudentes en cuanto a las deudas.
4.- Pagar puntualmente los plazos
Si algo encarece la cantidad de la cuota a pagar cada mes, es el interés de demora. Este suele ser muchísimo más alto que el de la tasa fijada cuando se otorgó el préstamo y encarecerá la deuda. Por otra parte, cuando un cliente se atrasa dos o más veces, la entidad prestamista puede recurrir al embargo o a algún otro procedimiento legal que no será agradable en lo absoluto. Y por último, el cliente moroso pasará a una lista que es de uso nacional (ASNEF) que impedirá la aprobación de un nuevo crédito en la mayoría de las instituciones financieras.
5.- Amortizar capital tan pronto como se pueda
Pagar cuanto antes es una excelente idea. Antes de pedir el préstamo se debe tener clara la propia capacidad de pago o el tiempo estimado en que el proyecto que se emprenderá comenzará a dar resultados. Con eso en mente se debe pedir el menor número de cuotas que sea posible.
Cuanto mayor sea el tiempo de pago el ente financiero tiene menos seguridad de que recibirá su capital de retorno, en consecuencia elevará la tasa de interés y exigirá mayores garantías. En cambio, si se pacta un plazo de devolución menor, los costes derivados del crédito serán mucho menores y a la larga saldrá más económico aunque las cuotas sean más altas.