Esta actividad etnológica forma parte del singular patrimonio inmaterial andaluz y constituye una seña de identidad en la región
La Consejería de Turismo, Cultura y Deporte ha incoado el procedimiento para inscribir en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz (CGPHA), como Bien de Interés Cultural (BIC), con la tipología de Actividad de Interés Etnológico, el Belenismo en Andalucía, un bien patrimonial intangible en constante evolución y con fuerte arraigo en la comunidad andaluza.
Esta actividad, que se preserva con la máxima figura de protección, no sólo se realiza en la actualidad con fines devocionales sino que conforma una actividad social, accesible a toda la población, y que contribuye a la transmisión del conocimiento de la cultura popular, mostrando oficios tradicionales y modos de vida en ocasiones desaparecidos, lo que convierte a los belenes andaluces en valiosos documentos gráficos sobre las costumbres de sus gentes.
No se trata de una manifestación aislada de la celebración navideña, pese a que se consideren construcciones efímeras y estacionales, sino que fundamenta el pretexto para la práctica de otras actividades como cantar villancicos o realizar ofrendas, fomentando la sociabilidad colectiva. Precisamente, esta cualidad asociativa ha permitido que se haya combinado con otras expresiones patrimoniales andaluzas como La Zambomba -protegida como BIC-, por su estrecha relación con la tradición oral, narrativa y musical.
El concepto de Belenismo abarca desde la fabricación artesanal de las figuras a la realización de las escenografías del Belén, empleando específicos conocimientos y destrezas, en un proceso en el que se aplican técnicas tradicionales y actuales, transmitiendo al espectador sensaciones emocionales y simbólicas. Estos saberes, que han sido transmitidos tradicionalmente en el ámbito doméstico, son preservados, en la actualidad, por asociaciones de belenistas andaluzas que fomentan la investigación y salvaguarda de este conocimiento intergeneracional.
En Andalucía, la producción artística alcanzó una notoria importancia en los siglos XVII y XVII, quedando constancia de la participación de grandes artistas coetáneos en proyectos belenísticos, entre los cuales destacan figuras como Luisa Roldán ‘La Roldana’, Pedro Duque Cornejo, Cristóbal Ramos y José Risueño, entre otros. De las obras más destacadas de La Roldana cabe señalar ‘El reposo en la huida de Egipto’, perteneciente a la colección de la condesa de Ruiseñada.
La acción de poner el Belén -o armar el Belén- forma parte de una tradición religiosa popular que tuvo su origen en la Europa Medieval y que consiste en construir una escenografía, formada por atrezzo y figuras bíblicas, que se arman y desmontan cada año, coincidiendo con la época de la Navidad y reproducen pasajes tradicionales del nacimiento de Jesús.
Tres son las escenas esenciales que conforman un Belén: La Natividad, el anuncio de los pastores y la Adoración de los Reyes Magos. Sin embargo, y en función del tamaño y el alcance del Belén, es frecuente ver representadas, las escenas de la Anunciación, la Visitación, el Empadronamiento, la Búsqueda de la posada y la Huida de Egipto, y en menor medida, el Sueño de José, la Matanza de los Inocentes o la Presentación en el templo.
En la actualidad, la comunidad andaluza destaca por su producción artesanal belenística, donde destaca la actividad de los talleres de Jerez de la Frontera, el Puerto de Santa María, San Fernando y Medina Sidonia, en Cádiz, los de Granada capital, así como los talleres sevillanos de Lebrija, Los Palacios y Villafranca, y la capital. Y de los especializados en fabricación de complementos y accesorios y belenes cabe señalar los talleres de Montilla, Lucena y Córdoba capital, así como algunos de Sevilla y Granada.