La necesidad de tener un gobierno para España es algo que nadie pone en duda. Por más que desde Moncloa u organismos ministeriales quieran dar sensación de normalidad, es obvio y preciso que cuanto antes –el próximo 26J- tengamos la posibilidad de tener un ejecutivo que se haga responsable de este país. Y suerte que es así. La Constitución y la normativa electoral hacen posible que en seis meses podamos repetir elecciones y aclarar, de una vez por todas, el paisaje.
En los Ayuntamientos la cosa es diferente, no hay repetición de elecciones, alguien tiene que formar gobierno, y si no concurren mayorías absolutas, el pacto en sus muchas variables se impone, o en todo caso se otorga la responsabilidad al candidato más votado. Eso es así y por tanto la gobernabilidad debe estar garantizada en nuestros pueblos y ciudades.
En Cádiz gobierna la marca Podemos y Ganemos a partir del apoyo de investidura que le otorgaron los socialistas –mermados con sus cinco concejales electos-, y por tanto habría que suponer que nuestra ciudad podría gozar de cierta estabilidad a partir de los equilibrios que fueran dándose entre esas fuerzas. La realidad está siendo bien distinta. Hay un gobierno, efectivamente, pero un día sí y otro también, se percibe una situación de inestabilidad que se hace cuerpo de manera escandalosa en todo el proceso de asignar un presupuesto municipal para este año (recordemos que dichos presupuestos están prorrogados desde el año 2014). La situación económica de la ciudad es difícil, la de los ciudadanos y la de la institución que los representa también, y da la impresión que esto es lo que nos va a acompañar en los próximos tiempos.
No es momento de establecer culpabilidades más allá de que el diagnóstico de la situación es compartida tanto por el gobierno municipal como por el PSOE: la gestión económica del PP ha dejado tiritando las cuentas municipales. Por tanto ¿No es ya el momento de, por una vez, aparcar el tacticismo partidario, sentarse en serio y sacar adelante un presupuesto que, como poco, comience a hacer que funcione con cierta normalidad la ciudad?.
El gobierno municipal de Podemos y Ganemos, con su Alcalde a la cabeza, tiene una gran responsabilidad -y es seguro que en su lógica gobernante estará deseando que así ocurra-, y debe intentar establecer un diálogo más natural, sin artificios como la carta publicada –epístola la han llamado algunos-, apurar todo tipo de reuniones, transacciones, esquivar lo que hasta ahora está siendo una errática –desafortunada- política de comunicación del Ayuntamiento en todos sus frentes, y adoptar una actitud más institucional. Pasar de los gestos, en algunos casos mohines, a la acción.
Por otra parte el PSOE, o mejor dicho el grupo municipal socialista, debe -también de una vez por todas- aclararse, cosa que no debería ser muy complicado entre cinco concejales, ya que lo que es el Partido, como partido de afiliados, poco pinta. Es hora para los socialistas de hacer política y no de demostraciones pedantes de a ver quién sabe más de economía y de técnica presupuestaria. Es hora de que los socialistas decidan lo que quieren, porque sorber y soplar a la vez no sirve, y si de verdad el objetivo de los socialistas, tal y como repite continuadamente su portavoz, es apoyar todo aquello que sea bueno para Cádiz, lo tiene en su mano, y no es dar cheques en blanco, es ayudar a que el cheque se haga. Esa es su responsabilidad, lo contrario será ser responsable de la ingobernabilidad de la ciudad y por supuesto de seguir dándole razones a la derecha para postularse como los únicos que saben llevar el barco a puerto aunque sea con tres vías de agua. Esto es posible y además, de camino, podrían intentar recomponer el desvaído rumbo del PSOE de Cádiz que languidece entre los que se van hartos, los que se quedan, que difícilmente pueden opinar sin que sean tachados de disidentes, o los que son ignorados pese a su talento. La paz, ese gran objetivo, se ha convertido la han convertido en esa casa en la paz de los cementerios
Todos tienen su responsabilidad, asúmanla, y dejen de enredar.