Antonio Rosales, presidente de la Federación Andaluza de Balonmano, hace balance con el inicio del nuevo año 2019 acerca de los objetivos cumplidos y los retos por cumplir al frente del organismo que reúne a todo el balonmano de nuestra comunidad autónoma. También hace hincapié en el estado del balonmano de cada provincia en concreto.
-En primer lugar, ¿qué balance hace de este año 2018?
Al cierre del año el balance es positivo a nivel federativo. Quedan por conocer los resultados de nuestros clubes a final de temporada pero si se repiten los de años anteriores serán bastante positivos.
-¿Se han cumplido los objetivos marcados para este curso?
Sí, en todos los aspectos, también económicos y de programación. Se están cumpliendo tanto a niveles deportivos como en los relativos a las partidas económicas.
-¿Qué evolución aprecia en el balonmano andaluz desde que es presidente?
Se ha dado mucha participación a los clubes, que son el alma máter del deporte. Sin ellos no habría balonmano. Han tenido que soportar una crisis muy reciente y la han superado con nota. Si das cancha a los clubes, ellos responden con resultados. Destacamos también el papel de las familias de los jugadores con una intervención muy positiva en esta situación.
-Desde su punto de vista, ¿sobre qué premisas o qué pilares ha de incidir la Federación Andaluza para el progreso de nuestro balonmano?
Para empezar, que haya más practicantes y clubes. Bastantes esfuerzos están haciendo para ser un deporte minoritario, con tantas modalidades deportivas como hay. Estoy contento con lo que tenemos y los resultados que estamos consiguiendo. Andalucía ha podido tener a seis Guerreras en el Europeo y es el mejor espejo para las niñas andaluzas. Todos tenemos un primo o un hermano que ha practicado balonmano, y si él ha sido feliz todos pueden serlo.
-¿Cuáles procura Antonio Rosales que sean las bases de la filosofía de la Federación Andaluza que preside?
Nuestra filosofía es pensar de una forma distinta nuestros programas deportivos para las categorías de base que para las de élite. A los niños hay que introducirles el balonmano en forma de juegos para que sean felices y no sufran; si sufren, los expulsas del deporte. Una vez son juveniles, sí poseen una mayor madurez mental como para trabajar con ellos de forma más intensa y continuada. A las categorías menores hay que hacerles el balonmano agradable, independientemente del resultado. El balonmano es el deporte más bonito de practicar porque reúne todos los valores de la deportividad. Implicamos a los padres a través de los niños.
-¿Cómo observa los pasos que sigue dando el balonmano femenino en nuestra comunidad?
La mujer ha empezado desde muy abajo en el balonmano pero en estos últimos años estamos consiguiendo metas formidables, con cada vez más practicantes y alrededor de un 10% más de mujeres que en temporadas anteriores.
-Como vicepresidente además de la Real Federación Española de Balonmano, ¿qué visión se tiene desde este organismo superior del trabajo que se realiza en la Federación Andaluza?
Mi trabajo en la Real Federación Española me da una relación muy estrecha con el Presidente y sus impresiones valoran el trabajo tan importante que estamos haciendo a nivel territorial, con nuestros propios valores propios. Somos el 40% del balonmano español, al menos geográficamente.
-¿Qué objetivos se marca para el año 2019?
Mi satisfacción sería que los representantes andaluces lograsen buenos logros deportivos que se puedan costear sin dejar cargas a la base, en un equilibrio deportivo y económico.
-¿Cómo atiende al estado del balonmano en Cádiz?
Sufre un cierto retraso inexplicable. Conocí a una provincia floreciente con muchos clubes en ciudades como San Fernando, Jerez o Barbate pero paulatinamente ha ido decreciendo, quizás a la sombra del balonmano playa que está dando una nueva vida allí aunque su temporada dure menos. Allí hay más jugadores de balonmano playa que de balonmano de pista. Un solo punto como Algeciras mantiene a toda la provincia en auge. Si toda la provincia practicara el 20% de lo que se practica en Algeciras, habría un nivel inmenso.