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Mar. Abr 23rd, 2024

La Segunda Internacional y el derecho de asilo

El VIII Congreso de la Internacional celebrado en 1910 en Copenhague, además de destacarse por su lucha contra la guerra y por el desarme, y de condenar la pena de muerte, se preocupó por el derecho de asilo, ante el aumento de los refugiados, fruto de los conflictos y situaciones prerrevolucionarias que se estaban produciendo ya en Europa en el período anterior al estallido de la Gran Guerra.

Los socialistas denunciaban que se estaba vulnerando el derecho de asilo para los refugiados políticos con argumentos que consideraban falaces. Se ponía el ejemplo del refugiado ruso Julio Wezosol, que había sido detenido en Boston y entregado a las autoridades rusas.

También se denunciaba que Inglaterra se había apuntado a una realidad ya casi común entre las autoridades de la época de la paz armada, como lo demostraba el caso del revolucionario indio Viniak Dámodar Savarkar, uno de los principales activistas del movimiento por la independencia de la India. Había detenido en Francia y extrañado sin respetar, al parecer, las formalidades legales. Fue detenido por su vinculación con un grupo revolucionario denominado “India House”. Intentó escapar mientras era deportado desde Marsella, pero sin éxito. Sería condenó a dos cadenas perpetuas en la cárcel de las Islas Andamán y Nicobar, aunque salió en 1921 después de firmar un documento por el que renunciaba a las actividades revolucionarias.

El Congreso de la Segunda Internacional Socialista protestaba enérgicamente contra las violaciones del derecho de asilo, y solicitaba al proletariado internacional que resistiese con todos los medios de propaganda y de agitación contra lo que los socialistas consideraban atentados a la dignidad e independencia de sus propios estados, y que amenazaban la libertad de acción de la clase obrera y sus relaciones internacionales, porque evidentemente se perseguía, entre otros grupos, a dirigentes políticos y sindicales que cuestionaban los sistemas políticos y económicos.

Hemos consultado la resolución del Congreso de Copenhague en el número 1.279 de El Socialista.

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